Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

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queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

6 abr 2010

lin chi (rinzai) ... 866


Lin chi está considerado como uno de los maestros más importantes de la historia del zen, y la escuela que fundó se convirtió en la más influyente de todas las sectas que aparecieron después de Hui Neng. Falleció en el siglo IX; pero hasta mediados del siglo XII sus seguidores, generación tras generación, fueron grandes maestros zen. En el siglo XII sus enseñanzas llegaron a Japón, dando lugar a la escuela Rinzai, una de las dos principales escuelas zen que aún perviven.
Durante la vida de Lin-chi, China se encontró en continua guerra con los feroces invasores del oeste, tártaros y turcos. Existía un fuerte espíritu nacional y guerrero, y el mismo zen se caracerizaba en aquellos tiemos por su rudeza y vigor. Los métodos de enseñanza de Lin-chi eran directos y dinámicos; no tenía reparos en golpear a un discípulo si creía que necesitaba que le sacaran de un atolladero mental, y se hizo famoso por su dureza. En circunstancias normales, este comportamiento se abría considerado insultante; pero dentro de la enseñanza zen se consideró una manera de abrir la mente más allá de raciocinio.
Cuando se le hacía una pregunta filosofica o metafísica, la respuesta de Lin-chi era un golpe Cómo se podía responder a esto? El discípulo o podía replicar en términos lógicos ni recurrir a las enseñanzas tradicionales en busca de ayda; se encontraba sin apoyos de ninguna clase. Se veía arrojado de golpe a un mundo sin razón, arranacado de la habitual secuencia de pensamientos a la que se creía atado. Pero si su pregunta era sincera, si todo su ser ansiaba conocer la respuesta, abandonaría por copleto su pensamiento anterior, y su mente se abriría a la experiencia directa de su propia naturaleza.
Lin-chi fue un notable violador de los convencionalismo religiosos. Detestaba los rodeos que utilizaban filósofos y eruditos para tratar la verdad evidente. Sus propios métodos hacían hincapié en la espontaneidad y la absoluta libertad. Dijo:
Vienen a verme estudiantes de todas partes. Muchos no se han librado de sus lazos con las cosas objetivas. Voy directamente a su punto débil. Si su problema son unas manos codiciosas, golpeo allí. Si el problema es una boca deslenguada, allí golpeo. Si el problema está oculto detrás de sus ojos, entonces los goleo allí. Hasta ahora no he encontrado a nadie que puede liberarse a si mismo, y esto se debe a que todos han quedado atrapados en los inútiles métodos de los antiguos maestros. Por mi parte, carezco de un único método para aplicar a todo el mundo, atiendo a cada problema concreto y libero a los hombres. Amigos, esto os digo: no existe Buda, ni camino espiritual que deba seguirse, ni aprendizaje, ni realización. Qué es lo que perseguis con tanta ansiedad Poner otra cabeza sobre la vuestra, ciegos idiotas? Vuestra cabeza está donde debe estar. El probmea es que no creéis bastante en vosotros mismos. Y al no creer en vosotros mismos, tropezáis constantemente con todas las situaciones en que os encontráis. Esclavizados y desorientados por las situaciones objetivas, no tenéis ninguna libertad, no sois dueños de vosotros mismos. Dejad de mirar hacia fuera y no es aferréis tampoco a mis palabras. Dejad de aferraros al pasado y de anhelar el futuro. Eso es mejor que diez años de peregrinación.

Lin-chi dijo: El yo profundo trasciende con mucho todas las cosas. Aunque el cielo y la tierra se derrumbaran, yo no vacilaría. Aunque aparecieran ante mi todos los Budas en diez direcciones, no me alegrarìa. Aunque los tres infiernos aparecieran frente a mi, no tendría miedo. Por qué? Porque no hay nada que me desagrade.
 

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