Buscando el Dharma
Has recorrido diez mil pasos buscando el Dharma.
Cuántos largos días en los archivos, copiando, copiando.
La gravedad de los Tang y la profundidad de los Sung son una carga pesada.
¡Mira! Te he cogido un manojo de flores silvestres.
Su significado es el mismo, pero son mucho más fáciles de llevar.
Lluvia Amarga
La lluvia amarga empapa el montón de ramitas para la lumbre.
La noche está tan fría y calmada que la llama de la lámpara apenas se mueve.
Las nubes se condensan y mojan nuestra cabaña de piedra.
Los juncos partidos obstruyen la portilla de bambú.
El arroyo burbujea un torrente en su lecho.
Es todo lo que oímos. Solo raras veces, llega una voz humana...
¡Pero Oh, qué inestimable es la paz mental que nos llena mientras nos sentamos sobre los talones y nos cubrimos de nuevo con la túnica Chan!
Juventud
Xūyún nació el 26 de abril de 1840 en la provincia china de Fujian. Su madre murió durante el parto, y fue adoptado por un tío que no tenía hijos, que lo hizo heredero. Posteriormente, su abuela decidió que debía tomar dos esposas, para continuar las dos líneas familiares.
Su primera experiencia con el budismo ocurrió durante el entierro de su abuela. Al poco tiempo comenzó a leer los sūtras, y más adelante haría un peregrinaje a Nanyo. A los catorce años, anunció que deseaba renunciar al mundo material para llevar una vida ascética. A su padre no le gustaba el budismo y lo hizo educar en el taoísmo. Su padre le encontró dos muchachas como esposas. Xūyún vivió con ellas, pero no llegó a consumar ninguno de los matrimonios. Desde el principio, Xūyún se mostró decepcionado con el taoísmo, que él sentía que no permitía alcanzar las verdades más profundas de la existencia. En secreto, Xūyún estudiaba los sutras y enseñaba el dharma a sus esposas.
A los diecinueve años, Xūyún huyó con su primo Fu Guo al monasterio de Gushan en Fuzhou. Allí le afeitaron la cabeza y lo ordenaron monje. Cuando su padre envió agentes para buscarlo, Xūyún se refugió en una gruta detrás del monasterio, en la que vivió en la austeridad durante tres años. A los veinticinco años, Xūyún descubrió que su padre había muerto, y que su madrastra y sus dos esposas habían ingresado en un convento de monjas.
Durante sus años de ermitaño, Xūyún hizo algunos de sus descubrimientos más profundos. Visitó al viejo maestro Yong Jing, que le instó a abandonar su ascetismo extremo en favor de la templanza. Él instruyó al joven monje en el conocimiento de los sutras y le dijo que prestara atención al kōan que decía "¿quién arrastra este mi cadáver?". A los 36 años, a instancias de Yong Jing, Xūyún hizo una peregrinación de siete años a la isla de Putuoshan frente a la costa de Ningbo, un lugar considerado por los budistas como el bodhimandala de Avalokiteshvara. Él procedió a visitar el monasterio del rey Asoka, y otros diversos lugares santos chan.
Madurez
A la edad de 43 años, Xūyún reflexionó sobre sus logros. Lamentó haber abandonado a su familia, y fue en peregrinación a la Montaña de las Cinco Cumbres del noroeste, el bodhimandala de Manjushri. Allí, oró por el renacimiento de los miembros de su familia en la Tierra Pura. En el camino, se dice que se encontró con un mendigo llamado Wen Ji, que salvó su vida por dos veces. Después de hablar con los monjes de la Montaña de las Cinco Cumbres, Xūyún acabó convencido de que el mendigo había sido un avatar de Manjushri.
Tras lograr la unicidad de la mente, Xūyún viajó al oeste y al sur, cruzando Tíbet. Visitó muchos monasterios y lugares santos, incluido el Potala, la sede del Dalái Lama, y el Tashi Lunpo, el monasterio del Panchen Lama. Él viajó a través de la India y de Ceilán, y después por el mar hasta Birmania. Durante esta época de viajes, Xūyún sentía que su mente se aclaraba, y que su cuerpo se volvía más fuerte.
Xūyún compuso una gran cantidad de poemas durante este período.
Vejez e iluminación
Después de volver a China, y ya con 55 años, Xūyún se estableció en el monasterio de Gao Ming (actual templo de Gaoming) en Yangzhou, donde estudiaba los sutras. Un día resbaló y cayó en un río, y quedó atrapado por la red de un pescador. Lo llevaron a un templo próximo, donde lo reanimaron y lo curaron de sus heridas. A pesar de sentirse enfermo, volvió a Yangzhou. Cuando Gao Ming le preguntó si pensaba participar en las semanas de meditación que se avecinaban, él declinó cortésmente, sin revelar su enfermedad. Gao Ming se sintió afrentado por esto, e hizo que azotaran a Xūyún con una regla de madera. Él aceptó de buena gana este castigo, si bien su condición empeoró.
En los días siguientes, Xūyún permaneció sentado en meditación continua. En su autobiografía, escribió: "En la pureza de la unicidad de mi mente, lo olvidé todo sobre mi cuerpo. Veinte días después, mi enfermedad desapareció por completo. A partir de ese momento, con todos mis pensamientos suprimidos, mi práctica surtió efecto durante todo el día y la noche. Mis pasos eran tan rápidos como si volara en el aire. Una tarde, tras la meditación, abrí los ojos y de repente vi que me encontraba en medio de un brillo similar a la luz del día en el cual podía ver todo dentro y fuera del monasterio..." Pronto, Xūyún afirmó haber alcanzado la iluminación, que él describió como algo que era como "despertar de un sueño".
Desde ese momento hasta su muerte, Xūyún obró como bodhisattva, enseñando los preceptos, explicando sutras, y restaurando templos antiguos. Actuó por toda Asia, sin limitarse a un país. Sus muchos seguidores se repartían por toda Birmania, Tailandia, Malasia, y Vietnam, así como Tíbet y China. Xūyún permaneció en China durante la Segunda Guerra Mundial y después de la proclamación de la República Popular China, renunciando a refugiarse en la seguridad de Hong Kong o Taiwán.
Poco antes de su muerte, Xūyún solicitó a su asistente: "tras mi muerte y cremación, mezcle por favor mis cenizas con azúcar, harina y aceite, amase todo en nueve bolas y láncelas al río como ofrenda a los seres vivos del agua. Si usted me ayuda a cumplir mi juramento, le estaré por siempre agradecido". Murió al día siguiente, 13 de octubre de 1959 a la edad de 120 años.
escuchando silencios ... pretendidos haikus ... nacen desde la floresta ...
Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
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