Lleno sólo de vacío,
firmemente anclado en el silencio,
veo surgir la multiplicidad de los seres
mientras contemplo sus mutaciones.
La multiplicidad de los seres
regresa a su raíz.
Retornar a su raíz
supone alcanzar el silencio.
El silencio permite dar con el propio destino.
Encontrar el destino reconcilia con la rectitud.
Reconciliarse con la rectitud lleva al despertar.
Ignorar el despertar
conduce a la confusión.
Conocer el despertar
abre a lo imparcial;
lo imparcial se abre a lo soberano;
lo soberano se abre a lo eterno;
lo eterno coincide con el tao
que se hace uno con la vía del tao.
Nada puede alcanzarlo;
ni siquiera la muerte.


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