Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

4 dic 2010






La espiritualidad que me interesa concierne a las cualidades del espíritu humano (el amor y la compasión, la paciencia, la tolerancia, el perdón, el contentamiento, el sentido de la responsabilidad, el sentido de la armonía) que nos aportan felicidad a nosotros mismos y a los demás.
Mientras el rito y la plegaria, así como las cuestiones del nirvana y de la salud, están directamente ligadas a la fe religiosa, esas cualidades interiores, sin embargo, tienen necesidad de existir.
No hay pues ninguna razón para que el individuo no pueda desarrollarlas, incluso a un alto nivel, sin recurrir a un sistema religioso o metafísico cualquiera.
Por eso digo a veces que quizá podamos pasar sin religión .




Las características comunes de las cualidades que yo describo como "espirituales " tienen como constante un cierto nivel de implicación en el bienestar de los demás. En tibetano hablamos del shen-pen kyi-sem, que significa "el pensamiento para ayudar a los demás".
Y cuando pensamos en ellas, vemos que cada una de las cualidades así designadas se define mediante una inquietud implícita por el bienestar de los demás.




El que es compasivo, amante, paciente, tolerante y capaz de perdonar, reconoce el posible impacto de sus acciones en los demás y suscita su conducta en el mismo estado de espíritu.
La práctica espiritual que resulta implica, por una parte, obrar sin preocuparse del bienestar de los demás, y por otra parte, nos conduce a transformarnos hasta estar dispuestos a hacerlo con gusto.
Hablar de práctica espiritual en otros términos que éstos, no tiene sentido .

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