"Vosotros no entendéis las palabras de la Vida, porque estáis en la
Muerte. La oscuridad oscurece vuestros ojos, y vuestros oídos están tapados
por la sordera. Pues os digo que no os aprovecha en absoluto que estudiéis las
escrituras muertas si por vuestras obras negáis a quien os las ha dado. En
verdad os digo que Dios y sus leyes no se encuentran en lo que vosotros
hacéis. No se hallan en la glotonería ni en la borrachera, ni en una vida
desenfrenada, ni en la lujuria, ni en la búsqueda de la riqueza, ni mucho
menos en el odio a vuestros enemigos. Pues todas estas cosas están lejos del
verdadero Dios y de sus ángeles. Todas estas cosas vienen del reino de la
oscuridad y del señor de todos los males. Y todas estas cosas las lleváis en
vosotros mismos; y por ello la palabra y el poder de Dios no entran en
vosotros, pues en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu habitan todo tipo de
males y abominaciones. Si deseáis que la palabra y el poder del Dios Vivo
penetren en vosotros, no profanéis vuestro cuerpo ni vuestro espíritu; pues el
cuerpo es el templo del espíritu, y el espíritu es el templo de Dios. Purificad,
por tanto, el templo, para que el Señor del templo pueda habitar en él y
ocupar un lugar digno de él.
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