LO QUE LA PRÁCTICA NO ES
Mucha gente practica y tiene ideas muy definidas de lo que es la práctica. Lo que quiero hacer ahora es explicar lo que, desde mi punto de vista, la práctica no es.
En primer lugar, la práctica no sirve para producir un cambio psicológico. Si practicamos con inteligencia, el cambio psicológico se producirá. No lo estoy poniendo en duda, sino al contrario; es algo maravilloso. Lo que quiero decir es que el objetivo de la práctica no es producir tal cambio.
La práctica tampoco ofrece un conocimiento intelectual de la naturaleza física de la realidad ni de los elementos constitutivos del universo o de su funcionamiento. No obstante, también en este caso la práctica seria nos proporcionará ciertos conocimientos sobre tales asuntos. Pero eso no es la práctica.
La práctica no tiene por objeto alcanzar un estado de bienaventuranza. No nos hace posible tener visiones. No ofrece luces blancas (o rosas o azules). Todo esto puede ocurrir, y si nos sentamos el tiempo suficiente, es posible que ocurra. Pero eso no es lo que se pretende lograr con la práctica.
La práctica no tiene que ver con poseer o cultivar poderes especiales. Existen muchos, y todos somos dueños de algunos en forma natural; hay personas que poseen más que otras. En el Centro Zen de Los Ángeles, algunas veces gocé de la muy útil habilidad de ver, a dos puertas de distancia, lo que servían de cenar. Si estaban sirviendo algo que no me gustaba no iba. Tales habilidades son pequeñas rarezas, y por supuesto no constituyen el propósito de la práctica.
La práctica no trata acerca del poder personal o joriki, la fuerza que se desarrolla tras años de sentarse. Para decirlo una vez más, el joriki es un subproducto natural del zazen, pero tampoco representa el camino a seguir.
La práctica no consiste en crear sentimientos agradables o de felicidad. No tiene que ver con sentirse bien, como algo opuesto a sentirse mal. No es un intento de ser algo especial o de sentir algo especial. El resultado de la práctica, o la meta de la práctica, o el propósito de la práctica no es estar siempre tranquilo y sosegado. Lo digo de nuevo: después de años de práctica, tendemos a ser todo esto cada vez más, pero no es el propósito.
La práctica no se propone dotarnos de un estado físico carente de enfermedades, penurias y padecimientos. El acto de sentarse tiende a producir beneficios de salud de mucha gente, aunque durante la práctica puede haber meses e incluso años de salud desastrosa. Pero, insisto: buscar la salud perfecta no es la meta, aunque seguramente con el tiempo ocurrirán efectos benéficos en la salud de la mayor parte de los que practican. Sin embargo, nada garantiza que tenga que ser así.
La práctica no pretende lograr un estado de omnisciencia según el cual una persona sabe todo acerca de todo, un estado en el cual una persona tiene autoridad sobre todos y cada uno de los problemas del mundo. Quizá brinde un poco de mayor claridad sobre tales asuntos, pero se sabe que aun la gente lista hace y dice cosas tontas. Así pues, la omnisciencia tampoco es el propósito de la práctica.
La práctica no tiende a que seamos espirituales, al menos en el sentido común de esta palabra. No tiende a que seamos nada en especial. A menos de que se crea que es imposible alcanzar la espiritualidad, este podría ser un propósito atractivo y dañino.
La práctica no sirve para reafirmar cualidades y eliminar los así llamados defectos. Nadie es bueno o malo. La práctica no es una lucha por ser bueno. Ese tipo de instrucción es una forma sutil de competencia.
Podríamos continuar con una lista interminable. Todos los que siguen la práctica tienen alguna de estas ideas falsas. Todos esperamos cambiar, llegar a algún lado. Ése es el error básico. Basta analizar ese deseo para que empiece a aclararse, lo que termina por beneficiar la práctica. Comprendemos que nuestro desesperado deseo por mejorar, por llegar a algún lado, es una ilusión y constituye la fuente de nuestros sufrimientos.
Si nuestro barco lleno de esperanzas, ilusiones y ambiciones (llegar a algún lado, ser espiritual, ser perfecto, ser iluminado) naufragara, ¿de que nos serviría? ¿Quiénes somos? ¿Qué podemos lograr en nuestra vida? ¿Qué es la práctica? ………..
maestra zen CHARLOTTE JOKO BECK.
info gentilmente cedida por Jorge Briozzo
escuchando silencios ... pretendidos haikus ... nacen desde la floresta ...
Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
No hay comentarios:
Publicar un comentario