Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

4 feb 2011

Por fin libre ...

En zazen, no os distraigáis con los pensamientos, sobre todo no los toméis en consideración.

Hace poco oíamos las campanas de la iglesia. 

¿Dónde se ha ido el sonido?
De nuevo las campanas suenan. 

¿Dónde se ha ido el silencio?

El Maestro Wanshi nos recomienda: « Cuando observamos de esta forma la aparición y desaparición de los fenómenos instante tras instante, no nos dejamos contaminar por los apegos. Despojad este cuerpo, abandonadlo, dad todavía un paso más al borde del acantilado”. No dudéis en avanzar ahí donde no hay soporte, no dudéis en contactar con la realidad donde nada permanece.

El Maestro Wanshi insiste en sus recomendaciones: « Comprended vuestras facultades de los sentidos y objetos hasta que sean agotadas hasta el fondo ».Hasta realizar íntimamente que las campanas suenan pero que todos esos sonidos son perfectamente inasibles y no permanecen en ninguna parte. Así como nuestros pensamientos no son más que chispas/destellos que brillan en la oscuridad. Practicando así realizamos una mente que no se estanca en nada, que percibe claramente pero no se aferra a nada y reencuentra constantemente su frescor, su disponibilidad.

Wanshi continúa: « La luz solitaria y la única iluminación que penetra profundamente preserva la maravilla”. En zazen la luz de la consciencia ilumina todo pero sin asir ningún objeto. Está más allá incluso de todo apego a cualquier objeto. Lo mismo ocurre con la soledad, más allá de la plenitud o de la falta. En esta experiencia preserva lo que hay de maravilloso en la existencia. Para ello no hay necesidad de buscar lejos, de lanzarse a todo tipo de construcciones. Basta solamente con que cada uno penetre esta experiencia como cuando vamos al final de cada espiración.

Wanshi termina: “¿Cómo has podido estar separado jamás de todos los cambiantes fenómenos? Ahora puedes volver entre todos los seres diferentes y viajar en la Vía del pájaro sin obstáculos, por fin libre».

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