En el siglo XVIII, Francia tenía una aristocracia decadente y privilegiada, y un pobre profesor fue contratado para enseñar geometría al vástigo de uno de los duques de la nación.
Esmeradamente, el profesor planteó uno de los primeros teoremas de Euclides al joven noble, pero, a cada pausa, el joven sonreía amablemente y decía:
-Mi buen hombre, no le sigo.
Suspirando, el profesor simplificó el asunto, fue más despacio, usó palabras más básicas, pero el joven noble aún decía:
-Mi buen hombre, no le sigo.
Desesperado, el profesor gimió finalmente:
-Oh, monseigneur, le doy mi palabra que lo que le digo es así.
Después de lo cual, el noble se puso en pie, se inclinó educadamente y respondió:
-Pero entonces, ¿por qué no me lo dijo inmediatamente, para así poder pasar al teorema siguiente? Si es una cuestión de su palabra, no me atrevería de ninguna forma a dudar de ella.
escuchando silencios ... pretendidos haikus ... nacen desde la floresta ...
Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
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