Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

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queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

14 may 2011

Padma Sambava se despide del Tibet
Yeshe Topyel narra que el Rey y todos los discípulos se postraron primero, luego deambularon en derredor y por fin rogaron: " !Por favor, permítanos acompañarlo como asistentes!" El Maestro Padma, como respuesta, entonó esta canción de aceptación.

Me refugio en el Triple Refugio
del Buda, la Enseñanza y la Comunidad.
Le suplico a las tres raíces
del maestro, la deidad tutelar y la deidad angelical.
Concedo la bendición de las tres perfecciones
de la iluminación, la compasión y la emanación.
¡Escuchen, rey tibetano y demás súbditos!
Les cantaré una canción que ilustra el significado
del Darma (la Enseñanza).
El buitre, que se desliza a través de los cielos,
desciende por comida dado el poder del deseo.
¿No se da cuenta cuando lo captura una trampa?
La leona blanca, que reposa majestuosamente en
los glaciares,
deambula por los bosques dado el poder del deseo.
¿No se da cuenta cuando la ventisca se desata?
El tigre, que vive en los bosques de sándalo hacia
el sur,
anda errante por las cañadas dado el poder del deseo.
¿No se da cuenta cuando se desprende una
avalancha?
El gran pez, que nada a través de las aguas,
persigue la carnada dado el poder del deseo
¿No se da cuenta cuando lo atrapa una red?
Vuestra mente, el buda primordial,
busca por todas partes dado el poder del deseo.
¿No se da cuenta que deambula por el mundo de
los fenómenos (Samsara)?
Ahora, que habéis obtenido el precioso cuerpo
humano,
sois arrastrados continuamente por las acciones mundanas.
¿No os dais cuenta que vuestra vida se disipa?
Escuchad una vez más, rey tibetano y demás súbditos.
Cuando os halléis en una ruidosa masa de mucha
gente,
¡asumid la instrucción de vuestro cuerpo como la
ermita!
Si queréis dejar atrás la mente distraída, venid y
seguidme.
Cuando vuestra atención deambule en lo externo
¡asumid la instrucción de tomar las percepciones
como el sendero!
Si queréis dejar de aferraros a las apariencias,
venid y seguidme.
Cuando todo tipo de pensamientos fluyan por dentro,
¡asumid la instrucción para hallar los tres kayas 1!
Si queréis abandonar el raciocinio conceptual,
venid y seguidme.
Cuando el letargo, la excitación, o la pereza
ocurran en vuestra meditación,
¡asumid la instrucción de la alquimia que las
trasmuta en oro!
Si queréis lograr la fortaleza de la meditación,
venid y seguidme.
Cuando os halléis en la meditación o la
posmeditación,
¡asumid la instrucción de la lámpara que ilumina
la oscuridad!
Si queréis generar experiencia y samadhi 2,
Venid y seguidme.
Cuando os perturbe el estar aferrados a vuestros
cuerpos,
¡asumid la instrucción del desapegarse de vuestra
casa de huéspedes!
Si queréis abandonar vuestra tierra madre, venid
y seguidme.
Cuando os volváis sostén del ritual de alguna otra
forma,
¡asumid la instrucción de tomar al emisario como
sendero!
Si queréis esforzaras por el sendero corto, venid y
seguidme.
Cuando visualicéis vuestro cuerpo como el
sendero de la medianía,
¡asumid la instrucción del inmediato calor extático!
Si queréis cultivar la naturaleza del éxtasis y la
vacuidad, venid y seguidme.
Cuando seáis abrumados por el dormir en la
ignorancia,
¡asumid la instrucción de la luminosidad del sueño!
Si queréis tomar como sendero las emociones
perturbadoras, venid y seguidme.
Cuando recibáis las cuatro potenciaciones
secretas del camino de la maduración,
¡asumid la instrucción de colmar el vaso hasta su
borde!
Si queréis que madure vuestra naturaleza, venid
y seguidme.

Cuando practiquéis la yoga del desarrollo,
¡asumid la instrucción de vuestro cuerpo como el
mandala 3¡
Si queréis cultivar el sendero de la percepción pura, venid y
seguidme.
Cuando seáis calumniados por gente ordinaria,
¡asumid la instrucción del sonido que es como un
eco!
Si queréis no temer el criticismo de los demás,
venid y seguidme.
Cuando os encontréis con vuestro odioso enemigo,
¡asumid la instrucción de ser pacientes frente al
reproche!
Si queréis no temer el enfrentamiento con un
adversario hostil, venid y seguidme.
Cuando recibáis el afecto de vuestros familiares,
¡asumid la instrucción de cortar la raíz del ciclo
de fenómenos!
Si queréis estar libres del condicionamiento de los
parientes, venid y seguidme.
Cuando seáis reverenciados por discípulos y
benefactores,
¡asumid la instrucción de cortar naturalmente los
apegos!
Si queréis no tener ataduras con discípulos y benefactores,
venid y seguidme.
Cuando sintáis la atracción de los placeres
sensoriales externos,
¡asumid la instrucción de la garza pescadora!
Si queréis no quedar atados a las acciones
mundanas, venid y seguidme.
Cuando vuestro cuerpo sea afligido por la
enfermedad de los cuatro elementos,
¡asumid la instrucción del sabor igual del cuerpo
ilusorio!
Si, queréis no temer los males físicos, venid y
seguidme.
Cuando en el momento de morir cese vuestro
núcleo vital,
¡asumid la instrucción de la conciencia
insostenible!
Si queréis no temerle a la transición, venid y
seguidme.
Cuando no hayáis cortado las causas del renacer
en el mundo de los fenómenos,
¡asumid la instrucción que cierra las puertas a las
seis clases de seres!
Si queréis cruzar el abismo de los seis dominios,
venid y seguidme.
¿Habéis entendido esto, rey y demás súbditos?
Si no sentís una fe sincera,
no despuntará la sabiduría de la certidumbre.
Si la sabiduría de la certidumbre no despunta,
no realizaréis la instrucción del maestro.
Si no realizáis la instrucción del maestro,
no percibiréis vuestra mente como el buda.
Practicad la instrucción del maestro
con fe, devoción, y reverencia.
Estoy más allá del nacimiento y de la muerte
y no estoy sujeto al alejarme o al permanecer.
Mi sabiduría y mi compasión son incesantes.
En la preciosa joya de mi mente
los conceptos de placer o dolor no existen.
Si podéis visualizarme en la corona de vuestra cabeza,
me hallaré más allá del estar cerca o lejos.
El mandala búdico de mi cuerpo no posee
materialidad.
De este modo, generad devoción en vuestra mente.
Dado que ahora me ausentaré de modo milagroso,
no podréis seguirme con vuestros cuerpos
materiales.
Esforzaos contantemente en la formulación de
súplicas,
y siempre estaréis en mi presencia.

La princesa Yeshe Togyel, consorte y discípula del Maestro, narró que tras decir esto último, Padma Sambava se montó a un rayo de luz solar y en un instante se remontó hacia el cielo. Desde la dirección sur, giró la cabeza para mirar atrás y envió un destello de inconmensurable bondad amorosa que proyectó a sus discípulos a un estado de no retorno. Acompañado por una asamblea parecida a una nube de ángeles femeninos (dakinis o danzarinas celestiales que hacían ofrendas musicales, se dirigía hacia el continente sur occidental de Chamara.

VII.-Testamento de Padma Sambava al pueblo tibetano de las generaciones futuras

Reyes, ministros, y pueblo del Tibet, la frontera primitiva.
Sois una raza de demonios de rostros rojos,
carentes de compasión y buena voluntad.
El padre de vuestra raza es un simio con escasa
modestia o vergüenza.
Y la raza de vuestra madre es un demonio de los
peñascos, beligerante y hostil al Darma.
Sois una estirpe de gentes bestiales, llena de
anhelos de riqueza.
A menos que practiquéis la virtud, caeréis a los
peldaños más bajos en la vida venidera.
No olvidéis que la vida es un destello y que de
pronto moriréis.
Lo que se junta debe partirse, de modo que cesad la
lucha y no causéis trastorno.
Lo que se acumula debe ser abandonado, de modo
que no procuréis riquezas sin moderación.
El apego es una atadura, por lo tanto no os
aferréis de manera desenfrenada.
Lo que nace debe morir, así que pensad en
vuestra próxima vida.
El más pecador va al infierno: ¿quién puede
tolerar eso?
Por la codicia renacéis como fantasmas famélicos
y sufriréis tanto hambre como sed.
Al rechazar el Darma os convertís en bestias:
tened eso en cuenta.
Esta vida es apenas un préstamo, nadie sabe
cuándo la perderá.
Las apariencias son ilusorias, comprended su
impermanencia.
El alimento y la riqueza son como gotas ale rocío:
desaparecen de manera incierta.
Recordad que los sirvientes son como viajeros que
halláis por el camino.
La enemistad es una decepción: entenderlo es
asumir el error.
Tengan en cuenta que los apegos familiares son el
pasaje a un mundo de ilusiones.
Entended que la descendencia consiste apenas en
acreedores evolutivos que reclaman una
deuda.
Vuestras vidas se deslizan mientras os declináis a
la charla ociosa:
¿habéis advertido la llegada de los soldados del
rey Yama (dios del infierno y juez de los
muertos)?

Escuchadme, pueblo tibetano, demonios de rostro
rojo,
procurad las tres joyas como escudo contra los
tres reinos inferiores.
Tomad al maestro (guru), a la deidad tutelar
(Yidam) y a la deidad angelical (dakiní)
como vuestro apoyo tanto en ésta como
en las vidas futuras.
Como camino hacia la libertad, practicad el
vislumbre, la meditación y la conducta.
Aceptad al Gran Compasivo como la deidad
destinada al Tibet.
Olvidad las diez no virtudes y adoptad las diez
virtudes.
Si procedéis así tendréis felicidad en esta vida y
mayor felicidad en la próxima.
Yo, Padmakara, voy a alejarme ahora:
ya viváis en el presente o aparezcáis en el futuro,
que todo el pueblo del Tibet preserve esto en sus
corazones.

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