Plantilla
¿Debes ver a la naturaleza como a una máquina?
¿Aprendes solo química, física y ontología?
¿Qué si la poesía fuese tu plantilla para la vida?
¿No puedes conocer el Tao por la sensación del barro en tus sandalias?
Por eso los sabios son llamados tontos:
Han dejado sus prejuicios.
El mundo se presenta como lo percibes. No es que tus percepciones sean totalmente formadas por un -así llamado- mundo objetivo. El hábito de la interpretación es interactivo; hacemos cosas para probar nuestras hipótesis hasta que hemos creado una complicada red de datos de entrada y de manipulación centrífuga. Para cuando hemos “madurado”, hemos creado innumerables capas de interpretación y predispuesto las percepciones que se vuelven nuestras plantillas para vivir. Por supuesto, podemos divertirnos con esta situación. Podríamos cambiar las plantillas que usamos para interactuar con el mundo.
¿Qué pasaría si usáramos la poesía en vez de la ciencia? ¿Qué pasaría si sustituyéramos la política por la espiritualidad? Los resultados de semejantes experimentos son frecuentemente frescos, felices e inusuales. Desafortunadamente, cuando son llevados a sus conclusiones lógicas, son tan fútiles como cualquier otro método. Las plantillas son esenciales para los principiantes, un estorbo para los veteranos. Los verdaderos seguidores del Tao renuncian a todas las plantillas y no tienen prejuicios. Retornan a los actos infantiles. Por lo tanto son llamados tontos. Pero porque ven el mundo con su ojo interior, trascienden todas las penas de la vida.
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