Con madera de un árbol de cien años de edad,
construyen vasos para el sacrificio,
cubiertos de diseños verdes y amarillos.
Las astillas cortadas
yacen sin ser utilizables en la cuneta.
Si comparamos los vasos de sacrificio con la madera de la cuneta,
vemos que difieren en apariencia:
uno es más bello que la otra;
pero aun así son iguales en esto:
ambos han perdido su naturaleza original.
De modo que, si comparamos al ladrón con el ciudadano respetable,
vemos que uno es, desde luego, más respetable que el otro;
y aún así coinciden en esto:
ambos han perdido la simplicidad original del hombre.
¿Cómo la perdieron?
He aquí las cinco maneras:
El amor a los colores atonta el ojo
y ya no consigue ver correctamente.
El amor a las armonías hechiza el oído
y se pierde el verdadero oído.
El amor a los perfumes
llena la cabeza de vahídos.
El amor a los sabores
arruina el gusto.
Los deseos desazonan el corazón
hasta que la naturaleza original enloquece.
Estos cinco son los enemigos de la verdadera vida.
Y aún así son aquellos para lo que “hombres de gran discernimiento” afirman que viven.
No son aquello para lo que yo vivo:
¡Si esto es la vida, entonces, los palomos enjaulados
han encontrado la felicidad!
Chuang Tzu
feliz día !!!
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