Toda la mañana, mi amada ha querido tejer una guirnalda para Ti.
Pero las florecillas parecen correr asustadas, y caen por doquier.
Mientras Tu estás ahí, Sentado a su lado y Mirándola tan sólo.
Con el rabillo de mis ojos Te veo y me pegunto que tanta picardía Piensas, y quién sería el culpable por todo esto.
¿Acaso Tú, acaso ella?
Fervorosa quiere entonar una canción para Ti, pero todo intento resulta vano y anodino.
Y yo me pregunto quién es entonces el responsable por esa sonrisa embozada que aún tiembla en sus labios.
Que Tu boca chancera Jure por lo Infinito que su voz se perdió en el vasto Silencio de Tu Eternidad, como se pierde una abeja ebria en el fragante cáliz de Tus flores mustias.
Deja que se siente en Tu regazo, te ruego, y Dile a sus labios suplicantes que hagan lo que sólo pueden hacer en silencio, dormidos a la tenue luz de Tus estrellas.
R, Tagore.
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