Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

16 dic 2012



El gran Kabbalista Baal Shem Tov solía viajar a través de las ciudades europeas enseñando y ayudando a las personas, y en una ocasión tuvo que escoger entre quedarse en la casa de un sabio en la Kabbalah o en la casa de un ladrón.

¡Puede que te sorprenda que escogiera quedarse en el hogar del ladrón! A pesar de que el hombre era un erudito, también tenía un gran ego. El Baal Shem Tov dijo: “Donde sea que haya ego, no hay espacio para Dios”. El ladrón, sin embargo, incluso con toda su negatividad, no sentía que era mejor que alguien más. Él realizaba acciones negativas, pero no tenía ego. Tenía espacio para aprender y cambiar. Pero una persona que piensa que tiene todas las respuestas no siente necesidad de cambiar.

Esta es una de mis historias favoritas porque ilustra una lección tan importante para aquellos de nosotros en un camino espiritual: Reconocer que no lo sabemos todo es un prerrequisito para alcanzar sabiduría.

Esto no solamente aplica para nuestro estudio de Kabbalah. Puede aplicarse absolutamente a cada aspecto de nuestras vidas.
Si nos adentramos en una situación pensando que tenemos todas las respuestas, o incluso creyendo que tenemos gran sabiduría espiritual, no aprendemos la lección que la Luz destinó para que aprendiéramos. Esto aplica para todo, desde una reunión de negocios hasta un simple almuerzo con un amigo. Para ser una vasija, un recipiente de la Luz, tenemos que volvernos humildes. Tenemos que deshacernos de nuestro ego y nuestro conocimiento para estar vacios. Tenemos que reconocer que cada persona en nuestras vidas es un mensajero de la Luz, sólo si estamos abiertos a escuchar.

Este entendimiento puede también darnos una perspectiva renovada cuando se trata de enfrentar nuestros desafíos.
Muchas veces cuando no tenemos las respuestas o no podemos encontrar las soluciones, nos sentimos frustrados.
Pero es en estos momentos precisos cuando estamos más abiertos para recibir la Luz al hacer nuestro trabajo espiritual.

Mientras más llenos estamos con nuestros propios pensamientos, menos espacio hay para la Luz.

Vacíate a ti mismo de tus ideas y la Luz encontrará su entrada.

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