Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

2 abr 2013

meditacion y espiritualidad ....................

* La meditación es la práctica que busca y favorece vivir la espiritualidad.

“Espiritualidad” hace referencia a la dimensión profunda y absoluta de la existencia. No es lo opuesto a lo material, sino a lo superficial; no es lo opuesto a vivir, sino a vegetar o sobrevivir; no es lo opuesto a la libertad, sino a la sumisión y rigidez; no es lo opuesto a la novedad, sino al anquilosamiento y la rutina; no es lo opuesto al placer, sino a la muerte; no es lo opuesto a la creatividad, sino al pensamiento dogmático; no es lo opuesto a la vida, sino al ego reductor… Y “no es lo opuesto a…”, porque lo espiritual –mal que le pese a nuestra mente formada en un dualismo de corte maniqueo que desembocó con frecuencia en un “espiritualismo” inhumano- tiene el sabor de lo material, del placer, de la libertad, de la novedad, de la creatividad… de la vida. Espiritualidad hace referencia a amplitud y apertura; es no-encorsetamiento, no-exclusión, no-fronteras, no-costuras.

En síntesis, la espiritualidad busca favorecer la percepción y la vivencia de la dimensión profunda de lo real. Fuera de ella, es comprensible que vivamos en la ignorancia y en el sufrimiento: no alcanzamos a percibir lo real. La espiritualidad remite al Misterio de Lo Que Es. Y en la medida en que accedemos a él, nuestra visión se ilumina y nuestra vida –relaciones y actividad- se plenifica: hemos venido al presente; más aún, empezamos a percibirnos, no como el ego con el que nos habíamos identificado previamente, sino como Presencia.
Meditar es la práctica que consiste en aprender a aquietar y acallar la mente, para poder atender a lo que está aconteciendo. Cuando eso ocurre, accedemos a una nueva percepción de lo real, una percepción trans-mental, que nos pone en contacto con aquella dimensión profunda y que se convierte en fuente de transformación. Se posibilita, de ese modo, una expansión o transformación de la conciencia, pasando de una conciencia mental-egoica a otra transmental-transpersonal.

Por eso, la práctica meditativa –y, más ampliamente, toda la práctica genuinamente espiritual- es un camino de desapropiación del ego y de superación del narcisismo. En el camino espiritual, el ego muere… y emerge la Unidad que somos en la diversidad.

ENRIQUE MARTÍNEZ LOZANO

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