Sucedió una vez que un faquir sufí estaba viajando. Era una noche oscura y se perdió. Estaba tan oscuro que ni si quiera podía ver dónde estaba. Entonces, de re pente cayó en un abismo. Estaba aterrorizado. No sabía qué había abajo en la oscuridad, o cuán pro fundo era el abismo, así es que se agarró a una rama y empezó a rezar. Era una noche muy fría. Gritó, pero no había nadie que le escuchase; sólo su propia voz devuelta por el eco. Y era una no che tan fría que se le estaban congelando las ma nos y sabía que tarde o temprano tendría que sol tar la rama... Iba a ser muy difícil seguir aga rrándose. Sus manos estaban tan congeladas que empezaban a resbalarse de la rama. La muerte es taba absolutamente cerca. En cualquier momento caería y moriría. Y entonces llegó el último mo mento. Te puedes imaginar lo aterrorizado que estaba, muriendo momento a momento. Entonces llegó el último instante y vio que la rama se zafa ba de sus manos. Y tenía las manos tan congela das que no había forma de agarrarse, así que tenía que caer.
Pero en el momento en que cayó, empezó a bailar, no había ningún abismo; estaba sobre tierra firme. Y había estado sufriendo toda la noche.
Ésta es la situación. Sigues aferrándote a la su perficie, con miedo a sentirte perdido si dejas la su perficie. En realidad, aferrándote a la superficie es tás perdido. Pero lo profundo está oscuro y no ves el suelo; lo único que ves es la superficie.
Si te sientes demasiado perturba do, o si eres propenso a sentirte perturbado, eso muestra sólo una cosa, que estás existiendo junto a la periferia; nada más. Es una indicación de que has hecho tu morada junto a la superficie. Y ésta es una morada falsa, porque tu verdadero hogar está en el centro, en el centro mismo de tu ser.
osho
No hay comentarios:
Publicar un comentario