Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

30 ene 2013




Se cuenta que un viejo árabe analfabeto oraba todas las noches con tanto fervor y con tanto cariño que, cierta vez, el rico jefe de una gran caravana lo llamó y le preguntó: - ¿Por que rezas con tanta fe?, ¿Cómo sabes que Dios existe, si ni siquiera sabes leer?

El fiel creyente contestó:

- Gran señor, conozco la existencia de nuestro Padre Celeste por las señales que nos envía.

- ¿Cómo es eso? Quiso saber el jefe, admirado.

El humilde siervo explicó: - ¿cuando usted recibe una carta de una persona ausente, ¿cómo reconoce quién la escribió?

- Por la letra. Le contestó.

- Y cuando usted admira una joya, ¿cómo se informa sobre su autoría?

- Por la marca del orfebre, claro.

El siervo sonrió y agregó: - cuando oye pasos de animales, alrededor de la tienda, ¿cómo sabe, después, si fue un carnero, un caballo o una vaca?

- Por las huellas, respondió el jefe, sorprendido.

Entonces, el viejo creyente lo invitó a salir de la tienda y le mostró el firmamento, donde la luna brillaba, cercada por multitudes de estrellas, y exclamó, respetuoso:

- Señor, esas señales allí arriba ¡no pueden ser de los hombres!

En ese momento el orgulloso caravanero, se rindió a las evidencias y, allí mismo en la arena, bajo la luz plateada de la luna, también empezó a orar.

Dios, aunque sea invisible a nuestros ojos, nos deja señales de las más distintas formas:

En la mañana que nace serena y silenciosa...

En el calor del sol que calienta a los seres y permite la vida...

En la lluvia que moja las praderas, corre en el lecho de los ríos y refresca las arenas calientes de las playas solitarias...

Las señales de Dios están en los pastos verdes que alimentan el ganado... Y en la vida obstinada del desierto que arde en el calor achicharrante del verano...

Podemos encontrar señales de Dios en los campos floridos de todos los continentes... Y en el canto alegre de los pájaros que despiertan la madrugada...

Las señales de Dios son también visibles en las noches bordadas de estrellas y en las tempestades que limpian la atmósfera con sus rayos purificadores.



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