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La idea de esfuerzo es a menudo mal comprendida. No es forzando las cosas para alcanzar un objetivo, por bueno y generoso que sea, como se avanza hacia una mayor conciencia; pero tampoco se consigue hundiéndose perezosamente en los mecanismos del ego y negándose a hacer cualquier esfuerzo. El ego intenta conseguir lo que le gusta en función de sus opiniones y deseos, lo que implica automáticamente una resistencia a lo que es. Ése es un estado de resistencia que bloquea la venida del alma. Es cierto que en el camino del alma se encuentra también la noción de esfuerzo, pero en un sentido diferente, en el de vigilancia, atención, mirada nueva, presencia consciente, intención clara, visión focalizada en el presente, dominio sereno (no represivo) de los deseos y de agitación mental, etc., lo cual exige una cierta tensión, desde luego, pero es como la del arquero que tensa el arco para lanzar la flecha. Una tensión serena y flexible que más bien es un silencio consciente, con equilibrio, gran paz y absoluto desapego del falso yo…
El esforzarnos por encontrar la verdad no hacéis sino añadir más confusión. La verdad no es una realización. Está ahí, siempre ha existido. En lo que debéis esforzaros es en eliminar las mentiras.
(Ma Deva Padma)