Si no cumplo mis compromisos, traiciono mis propósitos.
Si hago alarde de mi visión, cultivo la arrogancia.
Si tomo partidos, caigo en los extremos.
¡Bendíceme para permanecer escrupuloso, discreto, e imparcial!
Como la buena fruta, mi práctica madura gradualmente en silencio.
Como un monje solitario, el progreso llega sin tambor ni trompeta.
¡Bendíceme para actuar naturalmente!
Los bueyes no vuelan, y los cuervos no labran en el campo.
Es inútil y cruel declarar lo aparente.
¡Bendíceme para comprender las apropiaciones comunes y las particulares!
Hago mías las impurezas de los demás cuando las espío;
si las revelo, exhibo las faltas propias.
¡Bendíceme para lavarme la cara en lugar de burlarme del espejo!
Si me libero de las corrupciones principales,
las secundarias desaparecerán espontáneamente.
¡Bendíceme a contrarrestar la fascinación con la atención,
el odio con la paciencia, la apatía con el estudio,
la malicia con la alegría, y la arrogancia con la modestia!
Atraer seguidores, someter a mis enemigos,
la fama y la recompensa, el respeto y la comodidad,
son proyectos egoístas y vanos.
La esperanza del éxito es el temor al fracaso.
¡Bendíceme para renunciar a la esperanza!
La concepción del ego y el amor propio
manchan mis pensamientos, palabras, y obras.
Si no renuncio a estos dos venenos,
aún la cultivación causará más sufrimiento.
¡Bendíceme a reducir el yo y lo mío!
Entrenamiento mental 22- 28: Compromisos básicos
Observar siempre tres principios básicos.
Cambiar la actitud y actuar naturalmente.
No contemplar los defectos ajenos.
No contemplar las debilidades ajenas.
Trabajar con las faltas más graves primero.
Abandonar toda esperanza de resultados.
Evitar la comida envenenada.
fuente: http://granviacentral.wordpress.com/author/greatmiddleway/