Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté
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23 feb 2013


La aceptación

Debes aceptar lo que ha ocurrido y lo que ocurre.
No hay escapatoria; no hay lugar para una esperanza alternativa: lo que es, es.
¿Puedes decir que no ha ocurrido?
No es posible.
Entonces no hay otra salida que aceptar.
Sea el que sea el acontecimiento que se presente,
debes acogerlo calmadamente y aceptarlo de buen corazón.
¿Existe otra cosa?
No.
Entonces acepta y reconoce lo que es.
Cuando un acontecimiento ha ocurrido, ningún otro es posible.
Donde hay “es” no puede haber “debería ser”.
Por tanto, di sólo “sí”, ningún “no”.
Sea lo que sea que ocurra: “sí, está bien”.
Ningún rechazo.
Lo que ha ocurrido, ha ocurrido.
Hay que dar un sí al mundo y a la vida,
a sí mismo y a los otros, al gozo y a la desgracia.
Es el único camino.
Aceptación es el único camino y es la base de la Vía.
Aceptación de lo interior y de lo exterior.
La aceptación sin ningún rechazo.
Sin negar, denegar, renegar, rehusar, desaprobar lo que es.
Lo que ha ocurrido, ha ocurrido; lo que ocurre, ocurre.
Sólo queda adoptar la actitud que convenga según la situación en la que te encuentres.
Sólo cabe decir “sí” sin desear otra cosa.
Sólo cabe reconocer lo que ha ocurrido y ocurre.
Si amo el criterio de lo que “debe ser”, ocupo mi amor en lo que no existe.
Debo amar “lo que es” y no mi criterio de lo que debería ser.
Cuando hay aceptación, hay calma y paz, y la atención puede volver a lo que es.
Lo que “debería ser” es sólo una representación en mi mente.
Para acceder “a lo que es”, que es aceptar “al que es”,
hay que silenciar todos los “debería ser” 
y acoger con toda la mente y el corazón lo que de hecho es.
Ningún “no”.
Acepta, y si después de haber aceptado hay alguna cosa a hacer,
hazlo lo mejor que puedas, en la medida de tu comprensión y de tus fuerzas; 
entonces, acepta de nuevo.
Habrás hecho todo lo que se podía hacer.
Ocurre, entonces, lo que tenía que ocurrir.
No hay más posibilidad.
La verdad

Marià Corbí