Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

27 abr 2013

sutta de surangama

Sutra de Surangama

Entonces el Rey Prasenajit se levantó y le dijo al Buda, “Antes de que fuera instruido por el Buda, me encontré con Kātyāyana y Vairāt .iputra. Ambos dijeron que después que el cuerpo muere, dejamos de existir y nos convertimos en nada. Esa nada en sí misma es lo que ellos llaman nirvana. Ahora, a pesar de que he encontrado al Buda, todavía tengo dudas que me hacen ser precavido. ¿Cómo puedo llegar a darme cuenta de la verdadera mente fundamental que no llega a ser ni perece? Todos los que en esta gran asamblea tienen efusiones desean escuchar la respuesta.”
El Buda dijo al rey, “¿Puedo hacerle una pregunta? ¿Es su cuerpo tan indestructible como el vajra, o está sujeto al decaimiento? ”
“Honorado por el Mundo, este cuerpo mío continuará cambiando hasta que al final perezca.”
El Buda dijo, “Su Majestad, no ha perecido todavía. ¿Cómo es que sabe que perecerá? ”
“Honorado por el Mundo, mi cuerpo es transitorio y está sujeto al decaimiento, aunque todavía no ha perecido. Pero ahora, después de reflexionar, puedo ver que cada uno de mis pensamientos se esfuman simplemente, seguidos por un nuevo pensamiento que también no dura, como el fuego convirtiéndose en cenizas, constantemente muriendo, para siempre pereciendo. Por esto, estoy convencido de que mi cuerpo, también, deberá perecer.”
El Buda dijo, “Así es. Su Majestad, usted está en sus años en declive. ¿Cómo se ve ahora, comparado a cuando usted era un niño? ”
“Honorado por el Mundo, cuando era un niño, mi piel era fresca y suave, y estaba lleno de energía vital cuando estaba en la plenitud de mi vida. Pero ahora en mis últimos años, a medida que la vejez me presiona, mi cuerpo se ha marchitado y está cansado. Mi espíritu vital está apagado, mi cabello está blanco, mi piel está arrugada. No me queda mucho tiempo. ¿Cómo puede todo esto ser comparado con la plenitud de mi vida? ”
El rey ha llegado a un punto donde su cuerpo ya no le ayuda más. Su cuerpo le oprime y le fastidia pidiéndole de trasladarlo a otro lugar. Pronto será inhabitable. (II,36)
El Buda dijo, “Su Majestad, la apariencia de su cuerpo no puede haberse deteriorado de repente.”
El rey respondió, “Honorado por el Mundo, el cambio ha sido de hecho tan sutil que apenas he sido consciente de ello. He llegado a este punto solo de forma gradual a través del paso de los años. Así cuando yo estaba en mis veintitantos, era todavía joven, pero ya parecía mayor que cuando tenía diez años. Mis treinta y tantos años marcaron un nuevo descenso de mis veintitantos, y ahora, a los sesenta y dos años, pienso en los cincuenta y tantos, como un tiempo de fuerza y salud.”
“Honorado por el Mundo, cuando observo estas sutiles transformaciones, me doy cuenta que los cambios producidos por este descenso hacia la muerte son evidentes no solo de década en década; también se pueden discernir en incrementos más pequeños. Considerándolo más de cerca, se puede ver que los cambios suceden de año en año como también por décadas. De hecho, ¿cómo podrían ocurrir solamente año por año? Tales cambios ocurren cada mes. Y ¿cómo podrían ocurrir solamente de mes a mes? Estos cambios suceden día a día. Y si uno contempla esto profundamente, se puede ver que hay cambios incesantes de momento a momento, en cada pensamiento sucesivo. Así puedo saber que mi cuerpo continuará cambiando hasta que perezca.”
El Buda dijo al rey, “Observando estos cambios – estas transformaciones incesantes – usted sabe que debe morir. Pero ¿sabe usted también que cuando usted muere, hay algo en usted que no perece con usted? ”
Juntando las palmas de sus manos, el Rey Prasenajit respondió al Buda, “En realidad no lo sé.”
El Buda dijo, “Ahora voy a revelarle a usted lo que no llega a ser y no perece. Su Majestad, la primera vez que usted vio el Río Ganges, ¿qué edad tenía usted? ”
El rey respondió, “Tenía tres cuando mi querida madre me llevó a presentar mis respetos a la diosa Jiva. Cuando pasamos por un río, sabía que era el Ganges.”
El Buda respondió, “Su Majestad, usted dijo que cuando usted estaba en sus veintitantos, usted ya se había envejecido en comparación a cuando tenía diez. Año tras año, mes tras mes, día tras día, en cada pensamiento sucesivo han habido cambios hasta que llegó a sus sesenta y tantos. Considere, sin embargo: cuando usted tenía tres años de edad, vio el río, diez años más tarde, cuando tenía trece, ¿cómo era el río? ”
El rey respondió, “Parecía el mismo cuando yo tenía trece que cuando yo tenía tres, e incluso ahora, cuando yo tengo sesenta y dos, sigue siendo todavía el mismo.”
El Buda dijo, “Ahora usted está triste porque su cabello está blanco y su rostro arrugado. Su rostro está sin duda más arrugado que cuando lo era en su juventud. Pero cuando mira al Ganges, ¿es su consciencia visual diferente de la consciencia visual de cuando vio el río en su niñez? ”
El rey respondió, “No es diferente, Honorado por el Mundo.”
El Buda dijo, “Su Majestad, su rostro está arrugado, pero la naturaleza esencial de su consciencia visual no se ha arrugado. Lo que se arruga está sujeto a cambio. Lo que no se arruga, no cambia. Lo que cambia perecerá. Pero lo que no cambia, no llega a ser ni perece. Entonces ¿cómo podría eso estar afectado por el hecho de nacer y morir? Así no tiene necesidad de preocuparse con lo que ciertas personas como Maskari Gośālīputra dicen: que cuando tu cuerpo muere, dejas de existir.”
El rey creyó en las palabras que había escuchado y entendió que cuando dejamos este cuerpo, nos vamos a otro. Él y todos los demás en la gran asamblea estuvieron eufóricos al haber ganado un nuevo entendimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario