1. Practicar la generosidad y la caridad (dana): El gobernante no debe sentir ni avidez ni apego por la riqueza y la propiedad, sino que debe donarlas para el bienestar del pueblo.
2. Un elevado carácter moral (sila): Nunca debe destruir vidas, engañar, robar, explotar a otros, cometer adulterio, decir mentiras, ni tampoco tomar bebidas intoxicantes. Vale decir, por lo menos debe observar los cinco preceptos del laico.
3. Sacrificar todo por el bien del pueblo (parichaga): Tiene que estar dispuesto a sacrificar toda comodidad personal, así como su nombre y fama, y aún la vida en beneficio del pueblo.
4. Honestidad e integridad (ajjava): En el desempeño de sus funciones, debe estar libre del miedo y de todo favor; debe ser sincero en sus intenciones y no engañar al público.
5. Amabilidad y dulzura (maddava): Debe ser afable con todos en su trato.
6. Costumbres austeras (tapa): Debe llevar una vida simple, no dejarse sojuzgar por el lujo y practicar el autodominio.
7. Ausencia de odio, de mala voluntad y de aversión (akkodha): No debe guardar rencor a nadie.
8. No violencia (ahimsa): lo cual no sólo significa que no debe dañar a nadie, sino también que es su obligación esforzarse en promover la paz evitando la guerra y todo lo que implique violencia o destrucción de vidas.
9. Paciencia, indulgencia, tolerancia y comprensión (khanti): Debe ser capaz de soportar, sin encolerizarse, toda suerte de penurias, dificultades e insultos.
10. No oposición y no obstrucción (avirodha). Es decir, no debe oponerse a la voluntad del pueblo, ni obstruir ninguna medida tendiente al bienestar del mismo. En otras palabras, debe gobernar en armonía con su pueblo.
Walpola Rahula
[*] Jatakas I, 260, 399; II, 400; III, 274, 320; V, 119, 378.
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