Esto he escuchado:
En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en Savatthi, en la arboleda Jeta del parque Anathapindika. En esta ocasión, cuando la noche estaba avanzada, cierto deva de una pasmosa belleza se acercó al Bienaventurado, alumbrando con su presencia toda la arboleda Jeta. Cuando se acercó, rindió homenaje al Bienaventurado, se puso a un lado y dijo:
“¿Cómo, querido señor, has cruzado las aguas crecidas?”
“Por no haberme detenido y al no forzar, amigo, crucé las aguas crecidas”.
“Pero, ¿cómo es esto, querido señor, que por no haberte detenido ni al no forzar cruzaste las aguas crecidas?”
“Cuando llegué a un punto muerto, amigo, me hundía; y cuando luchaba, me arrastraba. De esta manera, amigo, por no haberme detenido y al no forzar, amigo, crucé las aguas crecidas”.
[El deva:]
“Después de largo tiempo, finalmente veo
Al brahmán plenamente saciado,
Quien por no haberse detenido y al no forzar,
Cruzó los apegos del mundo”.
Esto es lo que dijo el deva y el Maestro lo aprobó. Entonces el deva, pensando “El Maestro me ha aprobado”, le rindió homenaje y desapareció de ahí, teniendo cuidado de que el Bienaventurado permaneciera siempre a su lado derecho.
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