Ni andar desnudo, ni con el cabello desaliñado,
ni sucio, ni en ayunas, ni acostado en el suelo,
ni cubierto de cenizas y polvo,
ni sentado en cuclillas, hacienda penitencia,
puede purificarse quien no ha superado la duda.
Si uno va bien vestido, pero es moderado,
tranquilo, controlado y asentado en la vida recta,
y abandona la violencia contra todos los seres,
uno es verdaderamente probo, renunciado, monacal.
―Buda Sakyamuni
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