Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

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gracias ! Namasté

3 abr 2010

hakuin (1689-1769)

Hakuin El esfuerzo que conduce a la iluminación


Dos principales vertientes del zen

Durante mucho tiempo, el budismo zen en Japón se ha dividido en dos escuelas principalmente: la soto, fundada por Dogen y la rinzai, que la había precedido. La escuela rinzai debe su origen a Lin-chi, un gran maestro chino del siglo IX y fue Eisai Zenji quien la llevó a Japón, en el siglo XII.

El zen soto otorgaba una importancia primordial a la práctica de zazen, mientras que el rinzai tendía a concentrarse en la contemplación de koanes como su principal medio de entrenamiento. Algo esencial en los koanes es la paradoja, una propuesta o pregunta que sólo se puede resolver yendo más allá de la lógica y saltando a otro nivel de comprensión.

Frágil niñez

Hakuin nació en una familia de plebeyos en el este de Japón en 1689. Fue un adolescente frágil y sensible y un día, a sus 15 años, convenció a sus padres para que le permitieran convertirse en monje. Desde muy temprana edad tenía un miedo abrumador a los infiernos y esto lo acercó cada vez más profundamente a la práctica espiritual. En un principio, esta búsqueda estuvo llena de dudas, decepciones y hasta decaídas, pero con el estudio de los textos del zen, además de buscar maestros y consagrarse sin reservas a los koanes que éstos le asignaban, tuvo muchos logros importantes.

Renovado ímpetu a la tradición rinzai

Después de conseguir varios pequeños y grandes satoris (percepciones espirituales profundas) alcanzó una fama considerable como maestro y aprovechó su influencia para revitalizar la tradición rinzai, de la cual formaba parte y que ya para el siglo XVII había degenerado mucho. Con términos que no pecaban de imprecisos condenó lo que le pareció laxitud, comprensión errónea y práctica equivocada.

Cuando por primera vez me comprometí a una vida de práctica zen hice voto de emplear toda la fe y el valor que pudiera reunir y dedicarme con férrea determinación a seguir el sendero del Buda. Me impuse un régimen de austeridades rigurosas y lo mantuve durante muchos años, disciplinándome sin cansancio.

(Norman Waddell [traductor], Wild Ivy: the Spiritual Autobiography of Zen Master Hakuin, Shambhala, Boston y Londres, 1999, p. 87)

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