escuchando silencios ... pretendidos haikus ... nacen desde la floresta ...
Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
10 mar 2011
la actitud mental budista
Rechazo de la metafísica
Gotama el Buda es llamado el “Gran Doctor para los males del mundo”, lo cual indica que la actitud del fundador no fue especular sobre temas metafísicos. La actitud del Buda fue particular porque los religiosos indios tienen inclinación a la reflexión, a la abstracción sobre los grandes temas metafísicos: Dios, alma y mundo. Ante este ambiente religioso-intelectual, la actitud de Gotama el Buda fue práctica, pero nunca llegó al pragmatismo como para no buscar la verdad. Es decir, nunca el criterio de verdad fue la práctica sino el conocimiento intuitivo de la realidad de las cosas.
Uno de los suttas nos presenta un diálogo con el asceta Potthapada, quien le hizo las siguientes preguntas:
- ¿Es el mundo eterno?
- ¿No es el mundo eterno?
- ¿Es el mundo finito?
- ¿Es el mundo infinito?
- ¿Es el alma lo mismo que el cuerpo?
- ¿Es el alma una cosa y el cuerpo otra?
- ¿Es la conciencia el alma del hombre, o una es diferente de la otra?
- ¿Vive otra vez después de la muerte aquel que logró la verdad?
- ¿No vive otra vez después de la muerte?
- ¿Vive otra vez y no vive otra vez después de la muerte?
- ¿No vive otra vez ni tampoco vive otra vez después de la muerte?
A cada una de estas preguntas el Buda dio la misma respuesta:
“Esto, Potthapada, es asunto sobre el cual no he expresado opinión alguna.”
Potthapada replicó:
“¿Por qué el Exaltado no ha expresado opinión alguna acerca de eso?”
“Esta cuestión no está calculada para dar provecho, no concierne al Dhamma, no contribuye siquiera a los elementos de recta conducta, ni al desapego, ni a la purificación de la lujuria, ni a la quietud, ni a la tranquilización del corazón, ni al verdadero conocimiento, ni a la intuición interior de las más elevadas etapas de la Senda, ni al Nirvana. Por esta razón no expreso opinión acerca de ella.”(“Potthapada Sutta”, en Humphreys. La sabudiría del budismo, ps. 55-57)
Las mismas preguntas fue hecha por uno de sus discípulos llamado Malunkyaputta, quien pensó dejar la orden si el Buda no respondía. Gotama el Buda le dijo que cuando se hizo monje nunca le prometió responder esas cuestiones. Y le da una parábola para que entendiese la razón:
“Supón, Malunkyaputta, que un hombre ha sido herido por una flecha envenenada y, siendo llevado al cirujano por sus amigos y parientes, diga: “No permitiré que me extraigan esta flecha hasta que yo sepa quién la disparó: si un castrilla (casta de los guerreros), un brahmán (casta sacerdotal), un vaisya (casta de los comerciantes y agricultores) o un sudra (casta baja); cuál es su nombre personal, cuál su nombre de familia; si es alto, bajo o de estatura mediana; cuál es el color de su tez; de qué villa, pueblo o ciudad viene. No permitiré que se extraigan esta flecha hasta que yo sepa con qué clase de arco fue disparada; qué clase de pluma se utilizó en la flecha y de qué material era la punta de ésta.” ¿Cómo terminaría esto, Malunkyaputta? El hombre moriría sin saber todas estas cosas.” (“Cula-Malunkya-sutta”, nº 63 del Majjhima Nikaya. Citado por W. Rahula, Lo que el buddha enseñó, ps. 31-34)
Luego continua el texto diciendo que el Buda ha enseñado las Cuatro Nobles Verdades porque esa conduce a la recta conducta, al desapego, a la paz interior, al Nirvana. Como se aprecia, el Buda no era un agnóstico –como hubo en su tiempo hasta el punto de suspender todo juicio- sino como médico, daba el remedio adecuado y no realizaba una exposición de la medicina. Una vez el Buddha, luego de tomar un manojo de hojas de sinsapa, dijo a los monjes:
“¿Qué pensáis, hermanos? ¿Qué es más, estas pocas hojas de sinsapa que tengo en la mano, o las que están en el bosquecillo de sinsapa?”
“Escasas por el número, Señor, son esas hojas de sinsapa que están en la mano del Exaltado; mucho mayores por el número son aquellos que están arriba en el bosquecillo de sinsapa.”
“Así es, hermanos, esas cosas que conozco por mi super-conocimiento, pero que no he revelado, son muchos mayores por el número que aquellas cosas que he revelado. ¿Y por qué, hermanos, no las he revelado? Porque, hermanos, no conducen al provecho, no conciernen a la vida santa, no tienden a la repulsión, a la cesación, a la calma, al super-conocimiento, a la perfecta sabiduría, al Nibbana. Es por eso que no las he revelado.” (Citado por Humphreys. La sabudiría del budismo, ps. 58)
fuente: lotosdeoriente.blogspot.com
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