CHARLA DEL DHARMA
LA FELICIDAD ESTÁ AQUÍ Y AHORA
Querida sangha:
Muchas veces cuando las personas realizan sus actividades diarias, las toman como un medio, como algo que hay que hacer para conseguir otra cosa, y esta no es una forma hábil de vivir.
Veremos ahora un ejemplo práctico de esto que hablamos. Estoy seguro de que muchas personas se podrán reconocer fácilmente en él: Pensemos en una persona que, mientras prepara la comida, está pensando en el trabajo que la espera después de comer. Tiene la cabeza en otras cosas y no vive plenamente ese momento maravilloso. Cuando termina de preparar la comida, pone la mesa con prisas para poder comer cuanto antes, y tampoco disfruta de ese momento. Cuando se sienta a la mesa, tiene la cabeza ocupada con las actividades que la esperan, y tampoco aprecia la comida que preparó ni la posible compañía que pueda tener. Esta persona vive dormida, no disfruta de los momentos del día y sufre de ansiedad. No sabe cómo ser feliz, y seguramente, su relación con el resto del mundo y el entorno, será una relación pobre.
Nuestra sociedad está enferma; la mayoría de las personas viven de esta forma, montadas en un caballo que siempre mira hacia delante y nunca se detiene. Debemos aprender a detenernos, a disfrutar de cada momento, a ser felices aquí y ahora, sin posponer la felicidad para un futuro imaginado. Si no sabemos ser felices aquí y ahora, cuando llegue ese futuro que esperábamos para ser felices —si llega—, tampoco lo seremos. Para detenernos podemos volver a la respiración. Simplemente observamos con atención nuestra respiración, estamos con ella un rato, y, así, volvemos al maravilloso momento presente.
Ahora veremos cómo es la vida de una persona que ha aprendido a disfrutar de cada momento: Esta persona, cuando llega la hora de la comida, se acerca a la cocina con calma. Una vez en la cocina, observa su cuerpo y le pregunta: «¿Qué necesitas comer hoy?», y escuchando a su cuerpo descubre que le vendría bien un plato de pasta. Al recoger el agua para cocer la pasta, le presta atención y la ve como algo maravilloso, dándole las gracias; cuando pone la cacerola al fuego, presta atención a sus movimientos, y sabe la suerte que tiene de tener un fuego y una cacerola en la que preparar los alimentos; también da gracias por ello. Un poco más tarde, cuando ya está la pasta, pone la mesa con mimo. Se da cuenta de lo extraordinario que resulta tener un lugar donde comer, y si tiene compañía, se da cuenta de lo afortunada que es al poder contar con su presencia. Al sentarse a la mesa, sabe que no todo el mundo tiene alimentos que poder comer, y es consciente del sufrimiento de las muchas personas que pasan hambre en el mundo. Así, espera transformar la energía que le proporcionará esa comida en energía de amor y comprensión. Cuando mira la pasta, ve en ella una expresión de todo el universo, ve el sol, la lluvia, el cuidado y esfuerzo del agricultor, y muchos otros factores. Mientras come, aprecia el sabor, la textura, el aroma y el color de los alimentos. Al terminar de comer, siente su cuerpo reconfortado y da las gracias por ello.
Después, sabe que tiene un trabajo que realizar, y con la energía del amor y la comprensión se dispone a ello. Esta persona está despierta, disfruta de todos los momentos del día. Sus relaciones son unas relaciones profundas, pues cuando trata con las personas practica la escucha profunda y la palabra afectuosa. Su relación con el entorno también es muy rica, ya que aprecia las maravillas que le regala cada momento.
¿No es algo fantástico? Todos podemos aprender a vivir de una forma saludable. Todos podemos aprender a ser felices y a ayudar a que los demás lo sean. La felicidad no nos está esperando a la vuelta de la esquina, la felicidad está aquí y ahora si sabemos cómo vivir.
Hay muchas prácticas que nos pueden ayudar a tomar contacto y disfrutar del momento presente. Una es volver a nuestra respiración; de momento, ¿por qué no probáis a volver a la respiración cuando descubráis que vuestra cabeza se ha ido lejos? Si lo hacéis, veréis cómo todo se transforma, tomaréis contacto con el maravilloso momento presente, con vuestra naturaleza esencial de felicidad, amor y comprensión, y seréis una luz para los demás.
Un loto para todos,
futuros Budas.
(Ku Ye)
texto: Christian
LA FELICIDAD ESTÁ AQUÍ Y AHORA
Querida sangha:
Muchas veces cuando las personas realizan sus actividades diarias, las toman como un medio, como algo que hay que hacer para conseguir otra cosa, y esta no es una forma hábil de vivir.
Veremos ahora un ejemplo práctico de esto que hablamos. Estoy seguro de que muchas personas se podrán reconocer fácilmente en él: Pensemos en una persona que, mientras prepara la comida, está pensando en el trabajo que la espera después de comer. Tiene la cabeza en otras cosas y no vive plenamente ese momento maravilloso. Cuando termina de preparar la comida, pone la mesa con prisas para poder comer cuanto antes, y tampoco disfruta de ese momento. Cuando se sienta a la mesa, tiene la cabeza ocupada con las actividades que la esperan, y tampoco aprecia la comida que preparó ni la posible compañía que pueda tener. Esta persona vive dormida, no disfruta de los momentos del día y sufre de ansiedad. No sabe cómo ser feliz, y seguramente, su relación con el resto del mundo y el entorno, será una relación pobre.
Nuestra sociedad está enferma; la mayoría de las personas viven de esta forma, montadas en un caballo que siempre mira hacia delante y nunca se detiene. Debemos aprender a detenernos, a disfrutar de cada momento, a ser felices aquí y ahora, sin posponer la felicidad para un futuro imaginado. Si no sabemos ser felices aquí y ahora, cuando llegue ese futuro que esperábamos para ser felices —si llega—, tampoco lo seremos. Para detenernos podemos volver a la respiración. Simplemente observamos con atención nuestra respiración, estamos con ella un rato, y, así, volvemos al maravilloso momento presente.
Ahora veremos cómo es la vida de una persona que ha aprendido a disfrutar de cada momento: Esta persona, cuando llega la hora de la comida, se acerca a la cocina con calma. Una vez en la cocina, observa su cuerpo y le pregunta: «¿Qué necesitas comer hoy?», y escuchando a su cuerpo descubre que le vendría bien un plato de pasta. Al recoger el agua para cocer la pasta, le presta atención y la ve como algo maravilloso, dándole las gracias; cuando pone la cacerola al fuego, presta atención a sus movimientos, y sabe la suerte que tiene de tener un fuego y una cacerola en la que preparar los alimentos; también da gracias por ello. Un poco más tarde, cuando ya está la pasta, pone la mesa con mimo. Se da cuenta de lo extraordinario que resulta tener un lugar donde comer, y si tiene compañía, se da cuenta de lo afortunada que es al poder contar con su presencia. Al sentarse a la mesa, sabe que no todo el mundo tiene alimentos que poder comer, y es consciente del sufrimiento de las muchas personas que pasan hambre en el mundo. Así, espera transformar la energía que le proporcionará esa comida en energía de amor y comprensión. Cuando mira la pasta, ve en ella una expresión de todo el universo, ve el sol, la lluvia, el cuidado y esfuerzo del agricultor, y muchos otros factores. Mientras come, aprecia el sabor, la textura, el aroma y el color de los alimentos. Al terminar de comer, siente su cuerpo reconfortado y da las gracias por ello.
Después, sabe que tiene un trabajo que realizar, y con la energía del amor y la comprensión se dispone a ello. Esta persona está despierta, disfruta de todos los momentos del día. Sus relaciones son unas relaciones profundas, pues cuando trata con las personas practica la escucha profunda y la palabra afectuosa. Su relación con el entorno también es muy rica, ya que aprecia las maravillas que le regala cada momento.
¿No es algo fantástico? Todos podemos aprender a vivir de una forma saludable. Todos podemos aprender a ser felices y a ayudar a que los demás lo sean. La felicidad no nos está esperando a la vuelta de la esquina, la felicidad está aquí y ahora si sabemos cómo vivir.
Hay muchas prácticas que nos pueden ayudar a tomar contacto y disfrutar del momento presente. Una es volver a nuestra respiración; de momento, ¿por qué no probáis a volver a la respiración cuando descubráis que vuestra cabeza se ha ido lejos? Si lo hacéis, veréis cómo todo se transforma, tomaréis contacto con el maravilloso momento presente, con vuestra naturaleza esencial de felicidad, amor y comprensión, y seréis una luz para los demás.
Un loto para todos,
futuros Budas.
(Ku Ye)
texto: Christian
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