cigarras amigas de los árboles mas no del otoño |
Confucio: Eres muy hábil. Tienes algún método?
El giboso: Tengo un método. Me ejercité cinco o seis meses en mantener dos bolas en el extremo de la varilla. Cuando ya no se caían, aún se me escapaban algunas cigarras. Cuando fueron tres las bolas que no se caían, aún se me escapaba una cigarra de cada diez. Y cuando ya no cayeron cinco bolas, comencé a atrapar cigarras como si las recogiese. Dejo el cuerpo inmóvil, como un tronco aferrado al suelo, y mantengo el brazo inerte como una rama agostada. Poco me importan la grandeza del universo y la multitud de los seres: sólo conozco las alas de las cigarras, y sin trastornarme ni inclinarme, no cambiaría un ala de cigarra por todos los seres ¿Cómo podría fracasar?
Confucio (volviéndose hacia sus discípulos):
Apunta él a un único objetivo, concentra su espíritu; ¿no sería ésta una descripción adecuada de nuestro amigo giboso?
El giboso: Tú, resguardado en una larga y amplia veste, ¿cómo te permites preguntar? Cultiva en ti aquello que te lo permite y te diré más.
Li Ze
El verdadero tratado del vacío perfecto
(siglo V a.C.)
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