Los actos físicos de dar y compartir no son tan importantes como los pensamientos y la conciencia que
colocamos en esas acciones.
Cuántas veces te has escuchado a ti mismo diciendo: “¡Doy demasiado, estoy exhausto!”. La verdad es
que no es posible quedar vacío por el dar. Si te sientes vacío, entonces lo que hiciste no fue dar
incondicionalmente. Tuviste un propósito inconsciente y oculto de obtener algo a cambio y es por
eso que sientes tal vacío y fatiga.
Como seres humanos, estamos dotados de esa maravillosa inteligencia que nos es propia. Si alentamos la plena conciencia de nuestras capacidades y nos las recordamos varias veces, hasta que se conviertan en parte integrante de nuestra manera de percibir a los demás y a nosotros mismos, eso puede ayudarnos a minimizar los sentimientos de desánimo, de impotencia de uno mismo.
"El Pequeño Libro de Sabiduría del Dalai Lama"
que estén Bien ... con el Bien y para el Bien ...
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