Raíces vitales, carne tierna, agua de manantial.
La esencia en crecimiento nutre la tuya propia.
La esencia aliada con el aliento te hace flexible pero duro.
El cuerpo del sabio está blindado.
El sabio es impermeable a la muerte.
Quienes siguen el Tao hablan de los tres tesoros en el cuerpo: esencia, aliento y espíritu.
La esencia es el aspecto bioquímico de tu cuerpo, cultivada por el alimento que comes, y regulada por la calidad de tus hormonas. Por lo tanto, toda tu comida debería estar radiante y repleta de energía. Come el alimento tan cerca de su origen como sea posible. Reza antes de comer, porque todo lo que tomas, ya sea planta o animal, es vida. Tú debes consumir para sobrevivir, pero reconoce que cuando mueras te convertirás en alimento para otros.
Para fortalecer la respiración, trabaja y ejercita diligentemente. Aumenta la resistencia y disciplínate a ti mismo. Adquirirás gran flexibilidad combinada con el endurecimiento de la carne, y serás grácil. Tendrás inmunidad a los traumas físicos menores como también a muchos tipos de enfermedades.
El entrenamiento supremo del espíritu comienza con el cuestionamiento de la muerte. Los sabios ven más allá del morir. Aunque deben morir, también saben que nada se pierde porque de todos modos nadie posee el cuerpo o la mente. Quienes siguen el Tao se resguardan y viven su espiritualidad con una apreciación realista de la muerte. El establecimiento de la esencia, del aliento y del espíritu es como usar una armadura; las tribulaciones del mundo no significan nada.
flor de la planta del mamón |
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