PERDONATE Y PODRÁS RECIBIR
La culpa principal, es la que nos programaron en el pecado original, cuando Adan y Eva se nutrieron del árbol del conocimiento. Y desde entonces se vieron obligados a ganarse el pan con el sudor de su frente, osea que al recibir un regalo de la naturaleza; nos castigaron para que desde entonces, el hecho de poder obtener algo en la vida, sea en base del esfuerzo, en vez de incondicionalmente gracias a la generosidad de Dios.
Cuando eramos niños, necesitábamos de amor incondicional de nuestros padres, para sentir cubiertas todas nuestras demandas, de calor, afecto y nutrición. Nuestros padres al no haber recibido ese amor incondicional, tampoco pudieron dárnoslo, y en muchos casos se sacaron la responsabilidad de encima, haciéndonos sentir culpables de nuestras grandes demandas, al sentirnos necesitados.
Mientras que no seas capaz de perdonar a tu parte Yin; esa parte de ti, que necesita recibir y llenarse, para luego poder dar energía, a tu parte Yang que es la dadora; seguirás huyendo inconscientemente de las personas que te nutren, te cuidan y te dan amor incondicionalmente.
Te resultará más cómodo estar en relaciones en las que todo es un esfuerzo y una lucha, pues una parte de ti siente que con ese esfuerzo está pagando por su culpa, y entonces ya se puede ganar ese amor, pues lo ha pagado con su sufrimiento, en vez de recibirlo incondicionalmente.
Tu inconsciente prefiere manejarse con la rabia y frustración, por no ser amado como tu quisieras, que experimentar la culpa, al recibir el amor que internamente piensas que no te mereces, y que hace que te sientas indigno, y acabes huyendo, cuando la vida te pone delante lo que más anhelas en el fondo.
Reconoce esa parte necesitada en ti, y perdónala entendiendo que todos primero necesitamos recibir, para luego poder dar a la vida, de la misma manera que necesitamos inspirar aire, para luego poder espirar. Solo cuando te hayas perdonado, podrás recibir el abrazo amoroso incondicional de la vida, que te trae a través de algunas de las personas que te encuentras por este camino eterno.
Javier Llorente
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