Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

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gracias ! Namasté

28 sept 2013

Taklamakan, “entra y no saldrás”.

Literalmente significa “EL QUE ENTRA NO SALE”, se encuentra en la REPÚBLICA POPULAR DE CHINA, es tan helado e inhóspito que realmente aún en la actualidad es difícil cruzarlo, entonces imaginemos lo que significó el peregrinaje de un antiguo monje peregrino budista que medía 2.14 metros de altura, llamado SUANG-SAN que lo cruzó en el SIGLO VII D. DE JC.

Tratando de llegar al lugar de nacimiento del príncipe SIDDARTHA GAUTAMA BUDDHA (AÑO 623 A. DE JC.), en KAPILAVASTU ciudad situada a 150 kilómetros al nordeste de la ciudad de BENARÉS en la INDIA, a 60 kilómetros de los picos inferiores de las montañas del HIMALAYA.

Su viaje constituyó una epopeya de tal magnitud que posteriormente el EMPERADOR CHINO lo nombró como su embajador personal, cargo al que renunció para continuar con su peregrinación, que le llevó a descubrir las “CAVERNAS DE DUNGHANG” sitio en donde encontró murales muy antiguos con imágenes del BUDDHA, habiendo visto “LAS ESTUPAS” (templos budistas en forma de campana) al llegar a la INDIA; SUANG-SAN lloró bajo la legendaria higuera donde supuestamente BUDDHA alcanzó “EL NIRVANA” (EL ÉXTASIS), y después tradujo al chino los escritos de aquella caverna.

Tiempo más tarde tratando de emularlo, organizó por su propia cuenta una expedición, encontrando los restos de la antigua gran muralla china y de una arcaica y desconocida ciudad que yacía sepultada por las dunas de arena del desierto y las CAVERNAS DE DUNGHANG, las que eran custodiadas por un anciano monje budista, así como imágenes de aquel legendario monje hechas al estuco en sus paredes; asimismo encontró los escritos en SÁNSCRITO llamados “SUTRA DEL DIAMANTE”, que se consideran como el primer pergamino impreso en el mundo y que actualmente se encuentran en el MUSEO BRITÁNICO.

veamos ahora un resumen de lo que fue este lugar que con tanta valentía y fe curzó el monje Suang-San ...



Ruinas de la antigua Loulan
Una de las regiones arqueológicas más notables del mundo es poco conocida y rara vez visitada. En gran medida ello se debe a su lejanía, en el noroeste de China. Pero su descubrimiento se remonta a comienzos del siglo XX, cuando el explorador y geógrafo sueco Sven Hedin y una dotación de cinco personas que habían emprendido un viaje de inspección y cartografía del vasto y traicionero desierto de Taklamakan, dieron con unas ruinas. Eso solo bastó para convencer a Hedin de que las historias de ciudades perdidas y tesoros enterrados en la zona podían ser verdaderas, por lo que en los días siguientes se dedicó a investigar los edificios llenos de arena que el grupo fue encontrando.

Situación del desierto de Taklamakan

La tarde del 28 de marzo de 1900, Hedin avistó restos de casas de madera en lo alto de un pequeño alcor, en parte erosionado. Los hombres investigaron el interior de las moradas, desenterraron algunas monedas y utensilios chinos antiguos, y en su precipitación por regresar al campamento base, olvidaron allí la única pala del grupo. Hedin envió a su ayudante en busca del valioso útil. Cuando llegó a las ruinas, el hombre descubrió que había pasado una violenta tormenta de arena, dejando al descubierto una gran ciudadela de ladrillos cocidos al sol. Y de esa manera salió a la luz la fortaleza de Loulan, antaño floreciente comunidad de oasis enterrada en el desierto durante 1.500 años.

Recreación del reino de Loulan
Loulan sólo era una de las prósperas paradas de caravanas del Taklamakan. En su apogeo, la zona podía presumir de oficina de correos, hospital, escuelas y un gobierno centralizado. Pero así como alcanzaron su cenit de prosperidad durante la dinastía Han y los dos siglos siguientes, resultó que Loulan y otras ciudades y asentamientos del oasis poseían una historia mucho más extensa que lo que podía haber soñado Hedin. Los útiles y utensilios neolíticos desenterrados en la región de Lop Nor del desierto demuestran que allí vivieron cazadores-recolectores ya por el 8.000 a.C., cuando el clima era más salubre que en la actualidad. Otras pruebas obtenidas en Taklamakan rastrean el desarrollo de la región a través de la Edad del Bronce hasta tiempos históricos.

Loulan en la actualidad


Aunque el Taklamakan albergaba miles de años de habitación humana, la vida solo pudo haber empeorado cada vez más a medida que aumentaba la aridez de la zona.


El nombre turco del desierto, que significa “entra y no saldrás”, resume los recuerdos de muchas personas que viajaron allí. Hedin lo consideraba “el peor y más peligroso desierto del mundo”, y abundan historias de caravanas enteras que fueron tragadas, por lo que un diplomático británico lo llamó las “olas gigantescas de un océano petrificado, dunas de arena en movimiento con una altura de hasta 90 metros”.

La “bella” de Loulan

Irónicamente, la magnífica conservación de los artefactos procedentes de Taklamakan es resultado de las mismas duras condiciones climáticas que engulleron tanto a individuos como a ciudades. La arena del desierto actuó como un deshidratante, haciendo que los cuerpos enterrados se momificaran de forma tan completa que todos los rasgos físicos permanecieron intactos. Los artículos funerarios, como las telas, los implementos de madera y la cestería, que en otras partes se habrían descompuesto, también fueron preservados. Quizá los hallazgos más importantes sean los documentos, muchos de ellos encontrados por el explorador británico Aurel Stein, a comienzos del siglo XX. Escritos en tablillas de madera y en papel en caligrafía china e india, las cartas y los registros legales de entre 1.500 y 1.700 años de antigüedad dan voz a un pasado por lo demás mudo, infundiéndole una dimensión personal que ni siquiera los artículos más íntimos pueden conferir.

Tablilla escrita


Las tumbas en la periferia de los desiertos de Taklamakan y Lop, algunas con 4.000 años de antigüedad, contenían vestigios fascinantes de la vida cotidiana de sus antiguos habitantes: desde mantas de lana, ropa de piel de oveja y zapatos de cuero, hasta vasijas de madera y cestas de hierba entretejida. Pero el túmulo funerario del así llamado Círculo Sagrado y Río Kongque, 42 grupos de tumbas excavadas en 1979, también testimonian un sistema de creencias: la presencia de granos de trigo y figuritas con aspecto de diosa sugerían una desarrollada preocupación por la otra vida. Las mismas tumbas exhibían una orientación de este a oeste, y los cuerpos estaban tendidos de manera cuidadosa y consistente.

Momia del Bronce en Xiaohe

La naturaleza doméstica de los artículos funerarios atestigua el hecho de que el pueblo del desierto tuvo que luchar por la supervivencia, aunque durante mucho tiempo se enfrentaron con habilidad e ingenio a cada desafío que se les presentó. La caza y la busca de otros alimentos dieron paso a la agricultura y a una dependencia cada vez mayor de la cría de animales. Luego, los sistemas de irrigación a gran escala aprovecharon al máximo los suministros de agua, las corrientes alimentadas por los glaciares y los ríos que nacían en las cadenas montañosas circundantes. Sin embargo, la invasión del desierto fue implacable, y los menguantes glaciares provocaron que hasta los más frondosos oasis se secaran, con el resultado de que se abandonaron ciudades enteras, que no tardaron en ser tragadas por la arena.

Conjunto de tumbas en Xiaohe
Momia hallada en el Taklamakan


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