Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

15 oct 2013

una conversación entre el venerable maestro chan Sheng Yen y Jet Li (actor cineasta)


Maestro: La idea que tiene mucha gente es que sólo recitar el nombre del Buda,
recitar mantras , hacer postraciones al Buda , y discutir cuestiones relacionadas
con el budismo son formas de practicar budismo. En realidad, con tal de que
nuestra mente y actitud sea correcta, no nos desviemos, no tengamos codicia ni
“deseos materiales”) y logremos vivir de manera clara el momento, no importa lo
que estemos haciendo ya que en todo momento estaremos practicando el budismo.
Por tanto, en la práctica del budismo no se puede únicamente mirar la
superficie, sino que se deben utilizar la mente para entender y experimentar. Si
nuestra mente se mantiene siempre clara y estable, nuestro comportamiento no
sufrirá desvío alguno. Esto no sólo nos va a traer felicidad a nuestra vida, sino que
también traerá seguridad y firmeza a otros: esto es prácticar el budismo. Por
ejemplo cuando estamos en casa, si hacemos que nuestra mujer e hijos sean
felices, nosotros también nos sentiremos bien con nosotros mismos. Esto es una
consecuencia de la práctica y del cultivo personal.
Nuestra mente, por tanto, debe mantenerse clara y estable. No debemos
dejar que se deje llevar por las circunstancias. Es decir, hay algunos momentos en
los que no debemos dejarnos influenciar por lo que sucede a nuestro alrededor de
manera inmediata. La forma más sencilla de realizar esto es mediante la recitación
del nombre del Buda y de mantras. Si recurrimos a los métodos que propone el
budismo Chan, lo más básico es la contemplación del cuerpo y sensaciones. Por
ejemplo, observar la respiración y la mente. Por un lado, observar la respiración
se refiere a observar el recorrido que sigue el aire desde que entra y sale por los
orificios nasales prestando atención a las sensaciones. Por otro lado, observar la
mente se refiere a prestar atención a las sensaciones que producen en nosotros los
pensamientos. Con tal de que pongamos toda la atención en las sensaciones
táctiles y perecepciones del cuerpo , llegaremos a tener una mente en calma.

Li: En mi caso también empleo estos mismos métodos de práctica de budismo
Chan en mi vida cotidiana. Así, ya sea cuando estoy esperando trabajo, o bien
cuando estoy en un avión o en un coche, siempre estoy recitando mantras budistas
o el nombre del Buda. Al hacer esto me di cuenta de que el mismo intervalo de
tiempo de una hora pasa más rápido cuando recito mantras budistas o el nombre
del Buda. Por otro lado, si únicamente estoy esperando sin hacer nada, la
sensación es de que el tiempo pasa verdaderamente lento. Esto es debido a que
tenemos la mente en calma durante la práctica.
En ocasiones si nos fijamos en las expresiones faciales de otras personas
nos daremos cuenta de que en ellas se refleja la satisfacción, la rabia, las alegrías y
las penas que les trae la impermanencia en la vida cotidiana . La impermanencia
no es simplemente un principio que se encuentra recogido en los sutras budistas.
La cuestión es que nosotros separamos la práctica del budismo de la vida, cuando
en realidad la vida es una forma de práctica del budismo y la práctica del budismo
es en sí la vida.
Los principios budistas no se pueden separar de los principios del mundo
terrenal. Todos los días podemos observar cómo el budismo empapa todos los
rincones de nuestras vidas y se encuentra presente en ellas. Para darnos cuenta de
esto debemos recurrir simplemente a nuestra propia experiencia personal de lo que
nos rodea. Y eso depende de nuestra manera de mirar las cosas. Las cosas en sí no
cambian, ni para bien ni para mal, es sólo nuestro humor el que sufre altibajos.


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