El karma es acto y consecuencia, causa y efecto. No es castigo ni premio por nuestros actos. Simplemente experimentamos sus resultados. Podemos decir que si accidentalmente derramamos agua sobre el piso, por esa razón el piso se moja. Pero no hay tal cosa como una intención deliberada de mojar por parte del agua, el suelo, ni el que derrama el agua. Es sólo la consecuencia directa y natural de esta acción. Sin embargo, toda causa necesita condiciones específicas para su manifestación. Si las condiciones no son favorables, la causa no puede manifestarse. Por ejemplo, una semilla potente requiere tierra, agua, calor, y aire. Si se guarda en una caja cerrada y vacía, no germinará. Por lo tanto, puede evitarse la manifestación del karma (eliminando las condiciones para su expresión), y también puede purificarse (eliminando la creencia errada de la separación del yo y el otro). El karma no es inevitable. No es destino. |
Tashi Nyima
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