Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

23 ago 2010

ADMONICIÓN SOBRE LA "RARA OCASIÓN DE PRACTICAR EL DHARMA"

Reverencia a todos los gurús

Desde Zhaoo, el Jetsun Milarepa fue a la "Cueva de la Luz" de Runpu y allí permaneció algún tiempo. Un día fueron a visitarlo algunos jóvenes coterráneos suyos y le dijeron: "En tiem­pos pasados destruiste a tus enemigos por venganza y ahora prac­ticas el dharma de este modo poco común. ¡En verdad que esto es maravilloso y extraordinario! Estando cerca de ti es imposible dejar de experimentar un sentimiento de religiosa devoción; pero al llegar a nuestras casas nos sentimos preocupados nuevamente por los asun­tos mundanos. ¿Cómo podríamos corregir esto?" Milarepa replicó: "Si uno está realmente decidido a liberarse a sí mismo de los sufri­mientos del samsara, tales como nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, ha de tener en paz la mente todo el tiempo, sin necesidad de hacer ningún esfuerzo. De otro modo deberá tener en cuenta que los sufrimientos de la vida futura pueden ser mucho más intensos y prolongados que los de la presente, y la carga podrá ser también más pesada. Por tanto, es de primerísima importancia dar pasos pre­paratorios para la próxima vida.
"Escuchen, por favor, entonaré un canto para ustedes."
Nosotros, los seres humanos que nos movemos en el mundo,
flotamos en la fluida corriente
de los cuatro sufrimientos. [1]
Comparadas con eso, cuánto más temibles
se vislumbran las incesantes indas futuras en el samsara.
Entonces, ¿por qué no preparar un bote para la travesía?
La condición de nuestras vidas futuras es mucho más aterradora
y merece más atención que los espantosos demonios,
fantasmas y Yama.
Entonces, ¿por qué no procurarse un guía?
Las pasiones pavorosas —codicia, odio y ceguera—
no son tan terroríficas como la posible condición
de nuestro futuro desconocido.
Entonces, ¿por qué no prepararse un antídoto?
Grande es el imperio de los tres reinos del samsara;
pero mayor aún es el camino interminable del nacer y morir.
Entonces, ¿por qué no abastecerse de provisiones?
Si no tienen seguridad en ustedes mismos,
es mejor que practiquen el dharma.

Los jóvenes dijeron: "Tu admonición es muy útil. Vendremos a practicar el dharma contigo. Sin embargo, como no tiene sentido castigarse a sí mismo con prácticas de extremo ascetismo, te rogamos que a fin de proteger los bienes de tus benefactores y discípulos, guar­des para ti una mínima parte de sus pertenencias a modo de recuer­do. Además, no entendimos bien lo que has dicho en tu canto. Por favor, acláralo".
En respuesta, Milarepa cantó:

La guía del samsara y del nirvana es tener
confianza en un gurú calificado;
caridad generosa provee para la jornada;
como la Luna creciente brilla en la oscuridad,
así la verdadera experiencia de la meditación
ilumina nuestra mente.
Ésta es la compañía que hemos de buscar como guía.
Donar a la causa del dharma la riqueza acumulada
alista nuestro bote para cruzar la corriente del samsara.
Sosteniendo la visión sin fanatismo sectario
podrá uno meditar sin distraerse.
Si la acción es acorde con las enseñanzas budistas,
los preceptos son claros y el gurú está complacido.
La recompensa es morir sin retornar.
Parentela, benefactores y discípulos
nada significan para mí, el yogui;
sólo ustedes, criaturas mundanas, los necesitan.
Fama, grandeza y honores
nada significan para mí, el yogui;
quienes persiguen los ocho deseos, sí los necesitan.
Prosperidad, bienes y vida social
nada significan para mí, el yogui;
quienes persiguen la fama sí los requieren.
Pulcritud, baño y salubridad
nada significan para mí, el yogi;
nunca los he requerido.
Eso es lo que ustedes, jóvenes, necesitan.
Esas doce cosas no me conciernen.
Bien sé que no cualquiera
puede practicar esas cosas;
pero ustedes, jóvenes aquí reunidos,
¡recuerden la "charla jactanciosa" de este viejo!
Si desean vida feliz o felicidad en la vida,
practiquen el dharma.
Eviten las distracciones y permanezcan en soledad.
Apegúense a la ermita con perseverancia.
Anhelen al estado búdico y crecerán en fortaleza.
Entonces se desvanecerán los cuatro demonios.

Entre los jóvenes había uno bien dotado, más inteligente, tra­bajador y compasivo, el cual dijo a Milarepa: "Gurú mío, es debido solamente a que estamos apegados a los asuntos de esta vida que hemos sido negligentes con el destino de nuestras vidas futuras. Te rogamos nos aceptes como tus siervos. Renunciaremos a esta vida y nos dedicaremos a prepararnos para nuestras vidas futuras. Según esto, sé, por favor, bastante generoso y danos más instrucciones".

"Un cuerpo humano, libre y conveniente, es una joya preciosa", replicó Milarepa, "y tener la ocasión de practicar el dharma es muy raro, como es difícil hallar entre cien budistas uno serio. Si consi­deran la dificultad de encontrar el gurú preciso y otras condiciones favorables necesarias para practicar budismo, han de estimarse a us­tedes mismos como gente muy afortunada, ya que ahora han encontrado todo lo que requieren. ¡Ea!, pues, no desaprovechen esto y practiquen el dharma". Luego Milarepa cantó:

Escapar de las ocho sujeciones es difícil, [2]
como lo es obtener la forma libre y conveniente.
Darse cuenta de las penas del samsara
y buscar el nirvana ¡es difícil!
¡Entre un centenar de buscadores del bodhi es difícil hallar
uno que reúna las condiciones favorables!
Renunciar a los placeres de esta vida es duro,
como lo es hacer uso pleno de la gema que es el cuerpo humano.
Rara es la ocasión de encontrar al gurú compasivo que
conozca las enseñanzas internas tradicionales y apropiadas. [3]
Un discípulo sincero y ferviente
con aptitud para practicar el dharma es más raro aún.
Encontrar o conseguir el temple del que no teme
ni se conmueve es más difícil.
Encontrar un compañero afín cuya visión,
práctica y escuela estén de acuerdo con uno, es raro.
Obtener un cuerpo sin dolores ni enfermedades,
capaz de soportar prácticas duras, ¡es difícil!
Aun cuando hayan llenado todas estas condiciones
¡será difícil concentrarse en la meditación!
Éstas son nueve condiciones severas;
¡qué formidable y cabal ha de ser
conquistarlas con determinación y práctica!

El joven, al oír esta admonición, no pudo refrenar su gran fe en el Jetsun y así, le prometió servirlo. Milarepa le dio entonces iniciación e instrucciones. Posteriormente llegó a ser un yogui reali­zado y alcanzó la liberación. Fue conocido como Tsapu Repa, el discípulo considerado hijo íntimo de Milarepa.
Ésta es la historia de Tsapu Repa con Milarepa en la "Gran Cueva de la Luz".

[1] Cuatro sufrimientos: nacer, envejecer, enfermar y morir.
[2] Las ocho sujeciones. Son las ocho condiciones en las cuales es difícil recibir y practicar el dharma: en los infiernos; como fantasmas hambrientos o animales; en Uttarakuru (el legendario Continente del Norte donde todo es grato); en los cielos (donde la vida es larga y fácil); como sordo, ciego o mudo; como filósofo mundano, y en el periodo intermedio de un Buda y su sucesor.
[3] Un gurú calificado debe ser capaz de dar no sólo las enseñanzas tradi­cionales del dharma, sino también las enseñanzas apropiadas o específicas para cada discípulo en forma individual. Literalmente, esto debe traducirse como "Quien conoce la instrucción esencial del Sutra y la razón".

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