Reverencia a todos los gurús
Tal como profetizó Marpa, Milarepa fue a lo alto de Gung Tang. Cuando llegó al castillo, encontró a muchos individuos trabajando en la construcción de una casa, y les pidió comida. Ellos replicaron: "Estamos trabajando en esta construcción. Como podrás ver, estamos muy ocupados y no tenemos tiempo para cosas como ésa que pides. Parece que tienes mucho tiempo que desperdiciar, ¿por qué no te juntas con nosotros para trabajar?"
Milarepa dijo: "Si, ahora tengo tiempo de sobra para el ocio, pero me lo he ganado, porque terminé ya la construcción de mi «casa» a mi propio modo. Aunque ustedes no me den ninguna comida, no trabajaré en ninguna construcción mundana, que sin duda he de abandonar luego". Los hombres le preguntaron: "¿Cómo construiste tu casa y cuál es la razón de que desprecies tan ásperamente nuestro trabajo?"
Milarepa, en contestación, cantó:
La fe es el firme cimiento de mi casa,
la diligencia forma sus altas paredes,
la meditación configura sus grandes ladrillos
y es la sabiduría la piedra angular.
Con estos cuatro materiales construí mi castillo,
¡y durará tanto cuanto dure la verdad eterna!
Vuestras casas mundanas son mera ilusión:
prisiones para los demonios,
y es por eso que las he abandonado alejándome de ellas.
Los trabajadores dijeron: "Lo que has cantado es muy esclarecedor. Dinos, por favor, si en tu vida has tenido algo como nuestras haciendas, propiedades, parentelas, compañeros, esposas, hijos. Sospechamos que estas cosas son aún peores de lo que has sugerido. Dinos por favor, ¿qué posesiones tienes que sean mejores que éstas? ¿Por qué miras como indigna nuestra forma de vida?"
Milarepa contestó:
La conciencia Alaya [1] es la buena tierra,
la enseñanza interior es la semilla que ha de sembrarse,
logros en la meditación son los retoños,
y los Tres Cuerpos del Buda son los granos maduros.
Éstos son los cuatro soportes duraderos de la hacienda celestial.
Vuestra hacienda mundana, ilusoria y engañosa,
es nada más labor esclavizante del hambriento;
¡sin duda alguna la he descartado!
El excelente almacén de Sunyata,
las joyas supramundanas, [2]
el servicio y la acción de las diez virtudes
y la gran felicidad de la contención,[3]
estas cuatro joyas son las propiedades eternas del cielo.
Vuestras joyas mundanas y vuestras posesiones
son engañosas e ilusorias;
como si fueran frases mágicas embaucadoras, los descarrían.
Sin duda alguna las he descartado.
Mis padres son el padre y la madre Buda,
mi rostro es el inmaculado dharma,
mis primos y sobrinos son la asamblea Sangha
y los guardianes del dharma son mis amigos.
Estos cuatro entes son mi eterna parentela celestial.
Vuestra parentela mundana es engañosa e ilusoria;
¡sin duda alguna he desechado toda asociación efímera!
El tránsito gozoso [4] es mi padre,
la iluminación gozosa por el trabajo bien hecho es mi compañía,
el Dos en Uno es mi piel satinada y lustrosa,
la experiencia y la realización [5] son mi traje glorioso.
Estos cuatro elementos son mis eternas esposas celestiales.
Vuestras compañías mundanas son engañosas e ilusorias;
son sólo amistades temporales, con tendencia a las querellas;
sin duda alguna las he desechado.
Mi bebé recién nacido es la mente consciente,
mi infante es experiencia y meditación,
mi niño es conocimiento y realización,
y el joven que puede guardar la doctrina es mi compañero.
Éstos son mis perdurables hijos celestiales.
Vuestra progenie mundana es engañosa e ilusoria;
sin duda alguna la he desechado.
Sinceramente deseo que yo y ustedes, buena gente de Gung Tang,
mediante la afinidad kármica de esta conversación,
nos encontremos una vez más en la Tierra Pura de Oujen. [6]
Los aldeanos, llenos de intensa fe, presentaron sus respetos, reverencias y ofrendas a Milarepa. Luego, todos ellos se hicieron sus discípulos sinceros.
Después de esto, Milarepa se fue a la parte alta de la "Colina de la Cabra" (Ra La), donde encontró la "Cueva de Seda" (Zhaoo Pug). En la "Colina de la Cabra" había un joven que desde su tierna infancia había perdido a su padre. Era éste un joven muy bueno e inteligente a quien cuidaban su madre y su tío. Como tenía una memoria extraordinaria, podía recitar muchas y muy largas historias de los Sutras budistas. Por ello recibía muchos regalos de la gente. [7]
Un día, mientras pastoreaba bueyes montado en su burro, llegó hasta la cueva donde Milarepa meditaba. Pensando que había escuchado un canto, bajó del burro, dejó los bueyes y se acercó a la cueva. Tan pronto como vio a Milarepa surgió en él una inefable experiencia de samadhi y, por un momento, se quedó transfigurado en éxtasis. (Después, llegó a ser el Hijo del Corazón de Milarepa, el renombrado Rechung Dorje Dragpa.)
Así, habiendo despertado de su karma, el muchacho profesó una fe inmutable al Jetsun. Ofreciéndole, pues, sus servicios, se quedó con él para aprender el dharma y se olvidó por completo de su madre y de su tío. Por supuesto que, debido a esto, ya no recibió ningún dinero, y tanto la madre como el tío pensaron: "¿Qué le habrá sucedido? ¿Dónde estará? ¿Ya no le pagarán nada?" Comenzaron a preguntar a los benefactores si ya no le pagaban a Rechungpa. Todos dijeron que sí le habían pagado y añadieron información sobre dónde podía estar el muchacho y cómo, tal vez, fuera posible que todos los regalos se los hubiese dado a Milarepa. Entonces, por todos los medios, madre y tío trataron de disuadir a Rechungpa de que continuara con esa vida, pero de nada les valieron sus argumentos. El joven permaneció con Milarepa y aprendió el dharma. Pronto la experiencia y la realización de la meditación crecieron en él. Gracias al dominio de la yoga del calor fue capaz de llevar sólo un traje de algodón, y por ello le pusieron el nombre de Rechungpa. [8]
Mientras, la madre y el tío de Rechungpa, que estaban muy enojados, le enviaron una olla en la cual habían puesto una maldición. [9] Como resultado, Rechungpa contrajo lepra. [10] Esperando curarse, se confinó por sí mismo en una ermita para dedicarse a la meditación.
Un día llegaron cinco yoguis hindúes y Rechungpa les ofreció un poco de la cebada tostada que le habían mandado su madre y su tío. Mientras los hindúes comían exclamaron: "¡Qué enfermedad mortal! ¡Qué enfermedad mortal!" Supieron que Rechungpa tenía lepra. Rechungpa les preguntó si había alguna cura. Uno de los yoguis dijo: "En verdad eres persona digna de lástima y llena de simpatía; me duelo de ti. Tengo un gurú llamado Wala Tsandra que tal vez pueda curarte. Como él no vendrá al Tíbet, tú deberás ir a la India". Y así, Rechungpa pidió permiso al Jetsun para irse. Milarepa estuvo de acuerdo y como regalo de despedida cantó:
Ruego a mi gurú, a quien debo gratitud inmensa,
proteja y bendiga a mi hijo, Rechungpa.
Hijo, debes renunciar al mundo
y trabajar reciamente por el dharma.
Al gurú patrón Buda [11] ya los Tres Inmaculados
debes orar con sincero corazón
y no sólo con palabras.
Recuerda esto mientras viajes a la India.
Tomando el alimento de la perseverancia en el samadhi,
llevando el traje de Ah Tung [12]
y jineteando el caballo del mágico prana mental, [13]
debes, hijo mío, viajar hacia la India.
Siempre has de guardar la mente limpia y sin ilusión,
siempre has de recordar el brillo plateado
del espejo de los preceptos tántricos
y observarlos sin vejación.
Recuerda esto, hijo mío, cuando viajes a la India.
Si eres perseguido y capturado por bandidos,
debes recordar la inutilidad
de las ocho demandas mundanas. [14]
Reúne tus poderes y méritos.
Con mente humilde y feliz viaja a la India.
Hijo mío, con mis sinceras oraciones y bendiciones,
deseo te restablezcas de tu enfermedad y disfrutes larga vida.
Luego, Milarepa reanudó su meditación en la cueva. Rechungpa tapó la entrada de la cueva con lodo, y partió hacia la India con los yoguis. Al llegar allá se encontró con Lama Wala Tsandra quien consintió en darle las enseñanzas completas sobre el Iracundo Sostenedor del Trueno con Alas de Águila. Después de practicar esto por algún tiempo, Rechungpa se curó.
Cuando regresó al Tíbet y llegó al Valle Feliz, preguntó a un nativo dónde se encontraba el Jetsun; aquél le respondió: "Hace algún tiempo oí decir que había un yogui llamado Milarepa; pero recientemente nada he vuelto a saber de él". Al oír esto Rechungpa se sintió muy contrariado. Pensó: "¿Habrá muerto mi gurú?" Y con gran tristeza siguió hasta la "Cueva de Seda". Vio que aún estaba ahí el lodo con que había clausurado la cueva y pensó: "Me pregunto si el Jetsun estará muerto allí dentro". Derribó la pared y entró. Al ver a Milarepa sentado erguido y absorto en la meditación, sintió una inmensa alegría y un gran alivio. Preguntó al Jetsun por su salud y bienestar. En respuesta, Milarepa, saliendo de su meditación, cantó:
Me inclino a los pies de Marpa el Misericordioso.
Porque he dejado mi parentela, soy feliz;
porque he abandonado el apego a mi tierra, soy feüz;
desde que he hecho caso omiso de este lugar, soy feliz;
porque no llevo vestidura de arrogante sacerdote, soy feliz;
porque no dependo de hogar ni familia, soy feliz;
no necesito ni esto ni aquello, por eso soy feliz.
Porque soy poseedor de la gran riqueza del dharma, soy feliz;
porque no me preocupo de propiedades, soy feliz;
porque no temo perder cosa alguna, soy feliz;
como no temo al agotamiento, soy feliz;
por haber comprendido plenamente la esencia mental, soy feliz;
como no necesito esforzarme en agradar a mis benefactores, soy feliz;
al no tener fatiga ni debilidad, soy feliz;
como no necesito prepararme para nada, soy feliz;
como todo lo que hago está de acuerdo con el dharma, soy feliz;
como nunca deseo moverme, soy feliz;
como el pensamiento de la muerte no me causa temor, soy feliz;
bandidos, ladrones y rateros no me molestan;
por lo tanto, ¡todo el tiempo soy feliz!
Ya que he obtenido las mejores condiciones para la práctica
del dharma, soy feliz;
por evitar las malas acciones y dejar el pecado, soy feliz;
hollando el sendero de los méritos, soy feliz;
divorciado del odio y de la injuria, soy feliz;
perdidos orgullo y celos, soy feliz;
comprendiendo la maldad de los ocho vientos mundanos, [15] soy feliz;
absorto en la quietud y la ecuanimidad, soy feliz;
utilizando la mente para espiar a la mente, soy feliz;
sin esperanza ni temor, soy por siempre feliz.
En la esfera de la iluminación sin apego, soy feliz;
la sabiduría sin distinciones del Dharmadhatu
es en sí misma felicidad;
suspendido en el reino natural de lo inmanente, soy feliz;
por dejar que los seis grupos de conciencias se vayan
y retornen a su naturaleza original, soy feliz.
Las cinco puertas radiantes de los sentidos me hacen feliz,
detener una mente que va y viene es felicidad;
¡oh, tengo tanta felicidad y alegría!
Éste es un canto de contento,
es una canción de gratitud a mi gurú
y a los Tres Inmaculados.
No quiero otra felicidad.
Mediante la gracia de Sudas y gurús
mis benefactores me proveen de comida y ropa;
cuando muera estaré alegre
porque no tengo ni malas acciones ni pecados.
Mientras vivo, soy feliz con mis buenos actos y virtudes.
Disfrutando de la yoga soy de veras muy feliz.
Pero, Rechungpa, ¿cómo estás? ¿Se cumplió tu deseo?
Rechungpa dijo a Milarepa: "Ya estoy de nuevo bien. Obtuve lo que quería. De ahora en adelante deseo permanecer en soledad, cerca de ti. Te ruego seas bondadoso y me des más instrucciones para la vida interior". Milarepa dio a Rechungpa enseñanzas adicionales y se quedó con él en la "Cueva de Seda". Mediante la continua práctica de la meditación, Rechungpa alcanzó experiencia y realización perfectas.
Ésta es la historia del encuentro entre Milarepa y su Hijo del Corazón, Rechungpa, en la cueva de Zhaoo.
[1] Alaya significa almacén o reservorio. La función principal de este estado de conciencia es preservar la "semilla" de las impresiones mentales. Sin ella, memoria y aprendizaje serian imposibles. También se llama conciencia primordial o "conciencia que guarda el fruto". En muchos aspectos es similar al "inconsciente colectivo" de Jung.
[2] Joyas supramundanas. Término simbólico que denota los méritos y virtudes trascendentales del Buda.
[3] Contención significa ausencia de deseos. Este término denota comúnmente el reino trascendental.
[4] El tránsito gozoso. También puede traducirse como "manifestació n gozosa del devenir". Cuando se alcanza un alto nivel de conciencia, hasta los contactos con las manifestaciones externas se tornan gozosas.
[5] Ver historia 7, notas 9 y 12.
[6] Oujen. Nombre de la Tierra Pura de Padma Sambhava.
[7] Los tibetanos son muy generosos con los lamas y con los narradores de historias; les dan regalos por sus servicios cuando recitan los Sutras del Buda o relatan leyendas budistas.
[8] Rechungpa, discípulo principal de Milarepa que vivió con él sirviéndole durante la mayor parte de su vida. Como era el más joven de los discípulos, fue llamado Rechungpa, que significa pequeño Repa.
[9] Olla que fue maldecida por un conjuro.
[10] Lit., enfermedad del Señor de la Tierra o enfermedad del dragón. Los tibetanos creen que la lepra es causada por dragones malignos metamorfoseados.
[11] Yidham. Ver historia 7, nota 29.
[12] Ah Tung. La sílaba "ah" se considera una semilla y se visualiza en el centro umbilical durante la práctica de la yoga del calor. Ver "Las Seis Yogas de Naropa" en Evans-Wentz, Tibetan Yoga and Secret Doctrines y el libro del traductor al inglés de esta obra, The Essential Teachings of Tibetan Mysticism.Mente-prana. Ver historia 3, nota 2.
[13] Mente-prana. Ver historia 3, nota 2.
[14] Los ocho reclamos mundanos u ocho vientos o deseos mundanos. Ver historia 1, nota 13.
[15] Ver nota 14.
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