La madre se untó entonces un líquido agrio en sus pechos, para que el niño mismo desistiera de mamar. Cuando el niño había ya digerido todo el frasco de medicina, la mujer se lavó entonces los pechos y le hizo comprender al niño que la razón por la que antes había tenido que negarle el pecho había ya desaparecido; y que ya podía mamar tranquilo puesto que el pecho ya no estaba agrio. El niño, comprendiendo así la verdad, mamó entonces en adelante sin ningún temor.
Esta conducta de la madre se debió a su gran amor por su hijo.
De la misma forma que la madre de la parábola, Buda predicó a los hombres la no-existencia del "yo" y la errónea idea del mundo. Sólo después de haber alejado estas ideas equivocadas de sus mentes, enseñó la existencia de la naturaleza de Buda.
El "yo" conduce a los hombres a la decepción, la naturaleza de Buda a la Iluminación.
El concepto del "yo" se produce en las almas que sienten apego a las cosas mundanas. Esta adhesión al "yo" es algo que tiene que ser negado por los que buscan el sendero de la iluminación. La naturaleza de Buda es una joya indescriptible que debe ser descubierta más allá de toda conceptualización.
Pensar que existe el "yo" es pensar que existe algo que en realidad no existe. Pensar que no-existe la naturaleza de Buda es pensar que no existe algo que en realidad existe.
Buda abre los ojos de los hombres a la naturaleza de Buda que lleva cada uno dentro de sí, como aquel hombre que viendo una mujer sufrir de pobreza por que no sabe que tiene mucha riquezas escondidas dentro de su propia casa, le enseña el lugar en donde estas se hallan.
Hemos hablado de la naturaleza de Buda, pero si pensáis que es como el "yo" o cómo el alma de que hablan doctrinas diferentes, estáis equivocados.
La naturaleza de Buda es pensar que "no existe" algo que en realidad "existe".
(La Enseñanza de Buda. Fundación Bukkyo Dendo Kyokai)
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