esqueletos danzantes para el dios de la muerte (tibet) |
Nos hemos hecho amigos de la muerte, pero, al menos por unas horas perfumadas de amor y de ensueños, somos inmortales.
En esta noche los aires estelares soplan arrastrando el polvo de las estrellas, los luceros dormidos, y los venerables consejos de los astros.
Pero, perdonad nuestra indiferencia, hermanos celestes; sólo estos breves instantes inundados por la paz, nos permiten ser inmortales.
Muchedumbre de bravíos ejércitos del rey machan esta noche para enfrentarnos en la oscura batalla de los sueños del bien y del mal.
Pero, hermanos, deteneos ahora; id con vuestras letales armas a otra parte si os gusta ese juego ruidoso; id a batiros en otro lugar.
¡A nosotros dejadnos soñar en paz!
¿Que no veis que son estos breves instantes llenos de nobleza, los que nos permiten ser inmortales?
Seres extraños nos rodean, nos gruñen y nos aprietan con ceño amenazador; nos empujan y se preguntan el porqué de esta súbita felicidad nuestra en medio de abismos infernales.
Pero, escuchad todos vosotros, en estos instantes no hay sitio para nada más, apenas cabemos nosotros en este Cielo Infinito en el que nos hallamos, no cabe aquí ni un simple alfiler.
"Toda la felicidad de este instante inmortal es sólo nuestra, en este Cielo de ensueños en que por unas horas perfumadas de amor y de paz, somos inmortales".
R. Tagore
texto enviado por un amigo (bhakta55)
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