Esta vida humana con todas sus libertades,
extremadamente infrecuente, difícil de repetir—
bendíceme con entusiasmo,
día y noche, para aprovechar esta oportunidad.
Este cuerpo frágil, como una burbuja de agua,
decae y muere rápidamente—
bendíceme con el reconocimiento de que avanzo hacia el fin,
como un reo camino del patíbulo.
Las consecuencias acompañan cada acto,
tal como las sombras largas al caer la tarde—
bendíceme a ser extremadamente cauteloso,
evitando el mal y acumulando virtudes.
Los placeres mundanales son falsos,
y no causan felicidad, sólo sufrimiento—
bendíceme con un esfuerzo sincero y sostenido
por alcanzar la dicha de la libertad perfecta.
El sendero comienza con la firme confianza
en mis amables maestros, la fuente de todo bien—
bendíceme con el discernimiento
para seguirles con gran devoción.
Ruego siempre encontrar maestros auténticos,
deleitarme en el Dharma,
transitar el sendero con paciencia y vigor,
y manifestar la unión de la sabiduría y la compasión.
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