El Buda Sakyamuni predicó durante 45 años en este mundo. En ese tiempo, le formularon las mismas preguntas repetidamente, y él las contestó pacientemente, según la capacidad, la madurez, y la disposición de sus interlocutores.
En el sentido convencional, no hay nada nuevo, y por lo tanto no es posible satisfacer el ansia de novedad.
En el sentido absoluto, cada momento es nuevo e irrepetible. Hemos escuchado el Dharma muchas veces, y hemos comprendido algo.
Pero es sólo con la voluntad de exponernos repetidamente a las enseñanzas que seremos capaces de profundizar nuestra comprensión y manifestarla en nuestras vidas.
Debemos aprender a compartir el Dharma en lugares diferentes, con personas varias, y sólo lo lograremos mediante la repetición.
La cultivación del Dharma —como todas las cosas— no es únicamente para nuestro beneficio, sino para el bien universal.
Cuando leo los escritos de Kunchen Dolpopa, agradezco su voluntad incansable de compartir conmigo, en formas diferentes, en varios textos y oraciones, su sabiduría. Agradezco su paciencia al compartir la misma lección fundamental en cientos de maneras diversas, con la intención de ayudarme a comprender el significado definitivo del Dharma. Bien sea en forma concisa en El prontuario del Dharma, más extensamente en El cuarto concilio, o exhaustivamente en La montaña del Dharma, el Maestro Dolpopa comparte conmigo la misma enseñanza fundamental: la realidad suprema de la pureza, la existencia, la dicha, y la permanencia verdaderas de la naturaleza perfecta.
Me ofrece miles de analogías y argumentos lógicos para que pueda yo comprender cabalmente esa verdad única e imprescindible: mi propia naturaleza búdica.
Yo también necesito aprender a facilitar la comprensión del Dharma de forma simple, accesible, y urgente, en este lugar, este momento, y en estas circunstancias.
Ya que mi vida se hace más corta con el paso del tiempo, debo concentrarme en comunicar lo esencial: generar certeza, votos, y práctica para acceder a la Tierra Pura —aquí y ahora de ser posible, o al menos tras la muerte.
Para todos, igual que para mí, es ésto lo único posible y necesario en la era de las cinco corrupciones, la edad postrera del Dharma.
¿Quién puede sobreponerse a las cinco corrupciones durante una vida tan corta y agitada? ¿Quién puede dedicar el tiempo y generar el esfuerzo sostenido para vivir en conformidad con la plenitud del Dharma?
No es éste el momento para doctrinas complejas y los métodos arduos, si no para el mensaje puro y sencillo de la promesa del Buda Amideva.
om amideva hrih
Tashi Nyima
Por eso, en sus momentos postreros estarán libres de ansiedad, y Amideva les dará la bienvenida y les conducirá inmediatamente a renacer en la Tierra de la Felicidad Suprema.
-Buda Sakyamuni - Sutra de Amideva -
OM AMIDEVA HRIH
NAMU AMIDA BUTSU
NAMO AMITUO FO
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