Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

AVISO

queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

29 mar 2014

Si retrocedemos al pasado, descubrimos que las personas al nacer no albergan
pensamientos de alegría, tristeza, odio ni amargura. ¿Acaso no permanecen en el estado de la
mente búdica heredado de los padres? Es después de nacer que la inteligencia se desarrolla, y
las personas adquieren los malos hábitos de otras al verlas y escucharlas. A medida que
crecen, crean sus propios hábitos mentales, e influenciados por su tendencioso engreimiento
convierten la mente búdica en un monstruo.
Las personas nacen con la mente búdica original, pero su engreimiento hace que
quieran actuar a su manera, discutiendo y perdiendo los estribos y, sin embargo, afirman que
es la testarudez de los demás lo que les irrita. Fijándose en lo que los otros dicen, convierten
la extraordinaria y genuina mente búdica en un monstruo, reflexionando sobre cosas inútiles,
repitiendo los mismos pensamientos sin cesar. Son tan estúpidos que no quieren cambiar,
aunque sepan que su comportamiento resulta siempre inútil. La estupidez es la causa de la
animalidad, así que en su interior cambian esta extraordinaria y genuina mente búdica por un
dechado de animalidad.
Todo el mundo es inteligente, pero su falta de comprensión hace que convierta la mente
búdica en todo tipo de cosas: en un espíritu ávido, en un monstruo, o en un animal. Una vez
convertido en animal, aunque oigas la Verdad no podrás escucharla, y aunque la escuches, no
podrás retener cuanto has escuchado.
Yendo de un estado infernal a otro, de un estado de animalidad a otro, de un estado
fantasmal a otro, de una oscuridad a otra, sumido en un interminable círculo vicioso,
experimentarás un infinito sufrimiento por todas las acciones negativas que has cometido, y
este círculo nunca llegará a quebrarse.

Una vez extraviado, esto puede ocurrirle a cualquiera. Así que comprende la
importancia de no convertir la mente búdica en otra cosa.
Tan pronto como le apegas a un pensamiento, te conviertes en un común mortal. La
ignorancia se crea de ese modo. Si cuando te enfrentas a algo te aferras a ello, tu mente
búdica se convierte en un monstruo; es tu propio engreimiento, tu ego, que te hace extraviar.

Sea lo que sea a lo que te enfrentes, deja que se manifieste. No te apegues ni lo
rechaces, bastará que permanezcas en el estado de la mente búdica sin transformarlo en
ninguna otra cosa, de ese modo no crearás ignorancia. Esto es morar constantemente en la
mente búdica original.
Todos cometen el error de suponer que la ignorancia causada por el deseo egoísta y los
hábitos mentales es innata, así que son incapaces de evitar la confusión.
Escuchando a las personas que vienen a visitarme, he descubierto que todas cometen el
mismo error, convierten la mente búdica en pensamientos, e incapaces de detenerse,
acumulan un pensamiento tras otro, desarrollando unos hábitos mentales muy arraigados, y
luego creen que son innatos e inalterables.
Es de suma importancia que lo comprendas. Una vez te dejas arrastrar
inconscientemente por la ignorancia, si el estado de tu mente degenera y fluyes hacia abajo
como el arroyo de un valle que acaba en una cascada, una vez has caído en los círculos
viciosos, es imposible retroceder.
Supón de nuevo que has desarrollado unos hábitos mentales basados en deseos
egoístas. Cuando la gente critica aquello que conviene a tu mentalidad egoísta, te enfadas y te pones a la defensiva, porque después de todo, es una conducta incorrecta que tú racionalizas
como buena. Pero cuando alaban aquello que no se ajusta a tu mentalidad egoísta, lo rechazas, aunque sea correcto, porque lo interpretas como malo.
Todo es así. La ignorancia puede hacer que un defecto parezca una virtud. Cuando has
caído en la ignorancia, experimentas toda clase de cambios, cada vez degeneras más y más,
hasta que acabas en el infierno, con muy pocas oportunidades de lograr recuperar la
humanidad.
Lo más importante es no ser egocéntrico; si lo consigues permanecerás siempre, de
modo espontáneo, en el estado de la mente búdica.
Desear como mínimo ser tan bueno como los demás en todo es lo peor que puedes
hacer. Este deseo se denomina orgullo egotista. Mientras no desees ser superior a los demás,
tampoco serás inferior a ellos.
Si las personas nos tratan mal es por nuestro orgullo. Pero si consideramos que los
demás nos han tratado mal por nuestros defectos y hacemos un examen de nosotros mismos, no encontraremos en todo el mundo ni una sola mala persona.
Los pensamientos airados transforman la mente búdica en un monstruo. Pero tanto la
ira como el gozo, al ser emociones egoístas, empañan y confunden la luminosa mente búdica
haciéndola girar en círculos viciosos. Si se carece de subjetiva parcialidad, la mente búdica
permanece en su estado original, sin girar en círculos viciosos. Todo el mundo debería
comprenderlo.

maestro
Bankei (1622-1693)

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