Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".

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queridos amigos los haikus que humildemente escribo están en este sitio: www.haikusilvestre.wordpress.com
gracias ! Namasté

19 ago 2014

“…Debido a que son impermanentes, las cosas son insatisfactorias e impersonales”Primera parte: Anicca.


Consideremos estas tres características en orden. La primera característica es anicca, impermanencia. Esta es la característica raíz en la enseñanza del Buddha, la característica más fundamental, la que constituye la base para las otras dos.

Es debido a que son impermanentes, las cosas son insatisfactorias e impersonales. La marca de la impermanencia tiene dos aspectos, uno burdo y el otro sutil. La marca burda de la impermanencia es bastante evidente y solo requiere que prestemos atención a ella para que se torne clara. La enseñanza acerca de la impermanencia burda revela que todo aquello que surge debe, en cierto momento, desaparecer; que cualquier cosa que se origina debe a la larga cesar de ser; que cualquier cosa que ha sido compuesta debe en cierto momento deshacerse.

El Buddha enseña que cada sistema universal evoluciona a través de cuatro etapas de desarrollo.Inicialmente emerge de un estado de materia no-diferenciada; después evoluciona hasta un estado de máxima diferenciación; en la tercera etapa se inicia el proceso de desintegración; y en la cuarta alcanza el estado de desintegración y destrucción total. Después de cierto tiempo el proceso se repite una y otra vez. De esa forma cada sistema universal surge, se desarrolla y muere. En el curso de la historia encontramos nuevamente el mismo patrón: una civilización o un imperio surge, alcanza su cenit, declina y finalmente cesa. En algunos suttas el Buddha describe imperios en un pasado muy distante, mucho tiempo atrás en relación a su época: sus ciudades capitales, sus gobernantes, sus cortes y ministros y su población. Los muestra en toda su gloria triunfante y entonces señala que todo aquello ha dejado de ser, llegando a la inevitable conclusión de que todas las formaciones son impermanentes, inestables, inadecuadas. Es suficiente para apartarse de ellas, para tornarse desapegados de ellas, para liberarse de ellas. En nuestra vida podemos ver también la marca de la impermanencia. Nacemos, crecemos y cuando nuestro crecimiento llega a su máximo es seguido por la vejez, el decaimiento y la muerte.Nada en la vida es confiable en forma absoluta. Nuestras fortunas cambian, nuestros intereses, nuestro carácter, nuestras relaciones evolucionan y se disuelven. Todo aquello que es construido se deshace. Todo aquello que ganamos finalmente tiene que perderse, y todo el proceso vital a la larga termina en la muerte. Esa es la característica burda o aparente de la impermanencia.

La distinción sutil de la impermanencia es más difícil de entender. El Buddha enseña que no es meramente el hecho de que todo lo producido a la larga muere, sino que todo el ser mismo es realmente un proceso de devenir. Señala que no existen entidades estáticas que persistan inmutables sino solamente procesos dinámicos que aparentan ser estables y estáticos simplemente debido a que nuestra percepción no es lo suficientemente aguda como para detectar dichos cambios. Las cosas en sí mismas están constantemente sufriendo cambios, de la misma forma en que una cascada siempre está cambiando pero a cierta distancia parece ser sólida debido a que nuestra percepción no es capaz de notar el flujo del agua.

De acuerdo con lo dicho por el Buddha todas las formaciones, todos los eventos momentáneos o "cosas-eventos" pasan por tres etapas, tres sub-momentos. Hay un momento de surgimiento y finalmente un momento de cese, y entre estos dos momentos existe un momento llamado thitassaaññathattà, "la transformación de aquello que perdura." El significado de esta etapa intermedia es que aún en el fugaz instante en que algo existe no es estático sino cambiante, un proceso, un flujo de devenir. Las entidades estables que vemos, concebimos, y de las cuales nos ocupamos, son “paquetes”de eventos, destellos momentáneos hilvanados por nuestra percepción creando una masa compacta que nos permite funcionar eficientemente en el mundo,relacionándonos adecuadamente con el mismo.

La enseñanza del Buddha acerca de la impermanencia radical es aplicable a todos los fenómenos condicionados, a todas las formaciones sin excepción, pero especialmente a nuestra propia personalidad, al complejo de los cinco agregados. Para el ojo de la sabiduría introspectiva nuestro ser total se disuelve dando lugar a un compuesto de factores condicionados sujetos a cambio constante, a la continua transformación, sin pausa. Tomemos como ejemplo primero al agregado de forma material. El cuerpo humano se compone de agrupaciones diminutas de fenómenos materiales los cuales son en sí mismos flujos de eventos surgiendo y cesando con rapidez de transformación increíble. El cambio sucede en forma tan rápida que la vista y la mente no lo registran. La forma material está sujeta a un continuo flujo de devenir, surgiendo y cesando miles de veces cada segundo, pero todos estos procesos se fusionan para dar la apariencia de un cuerpo sólido. El cuerpo material sólido y estable no es una realidad, sino de hecho una representación mental. Es una imagen mental que surge en la mente y que se superpone a los flujos de eventos materiales, dando lugar a la percepción de un objeto material“estable”. Por medio de atención e introspección agudas el “cuerpo estable” se disuelve, se revela como una mera colección de procesos materiales diminutos surgiendo y cesando de un instante a otro.

El mismo proceso de cambio se aplica a la mente. La mente es un compuesto de los cuatro agregados
mentales:sensaciones, percepciones, formaciones mentales y conciencia, los cuales están en proceso como flujos de eventos, surgiendo y cesando en innumerables ocasiones cada segundo. A cada momento hay una nueva sensación surgiendo y cesando, una nueva percepción, una nueva formación mental, una nueva conciencia. Parecen constituir una mente perdurable y estable, pero esto es sólo una apariencia causada por la continuidad del proceso. De hecho, lo que existe es una sucesión de marcos mentales, actos cognitivos discretos,compuestos de los cuatro agregados mentales. Los procesos exhiben las mismas estructuras, los mismos patrones, de manera que la mente parece ser una entidad perdurable. Sin embargo, por debajo de las manifestaciones superficiales, los factores están siempre cambiando, surgiendo y sufriendo disolución. Si prestamos atención cuidadosamente al proceso mental la que observamos es el surgimiento y el cese o decaimiento de evento mentales.La atención al surgimiento y cesación rompe la apariencia de continuidad,revelando las diferencias entre los eventos y la naturaleza discreta de los factores mentales. De esta forma logramos descubrir la marca sutil de la impermanencia (anicca).

Bhikkhu Bodhi

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