YOU CAN’T USE A BUDDHA AS A HAMMER *** NO PUEDES USAR UN BUDA COMO UN MARTILLO

Why doesn’t some guardian force keep me from making mistakes? Why do I suffer misfortune after so many years of sincere worship? Why am I not rich after donating so much time, effort, and money? Why don’t I know the future?
Spiritual practice is a wonderful, intimate, powerful, and reassuring act. It’s varied enough and rewarding enough to be maintained not just every day, but, indeed, for every moment. And yet, we still have to struggle. It’s just that our struggle is more mindful, more meaningful, and can make us feel more unified instead of confused and scattered. We can emerge from each problematic encounter with our spirits intact, but we can’t avoid the ordeals themselves.
We have to be clear why we’re practicing. We’re not practicing to have some magical advantage over other people, nor are we trying to get a shortcut to wealth, fame, and power. We’re practicing the sacred to better be sacred.
There’s nothing wrong with a Buddha because you can’t use it to hammer in nails, build a house, or fix the pipes. Neither should we be so foolish as to venerate a hammer as a Buddha. Surely we’re intelligent enough to make such distinctions, and not expect our Buddha to be have the same practical use as a tool.
Unfortunately, people who promote spirituality as a means of getting rich, glamorous, successful, clever, and beautiful only obscure the point. Besides, who would want a spiritual system where you can cut in line in front of everyone else and get a god to do your bidding? Not only is that an absurd fantasy, but it’s a dangerously egotistical one.
You can’t use a Buddha as a hammer.
But you can use a hammer to make a Buddha.

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NO PUEDES USAR UN BUDA COMO UN MARTILLO
¿Por qué no alguna fuerza tutor me impide cometer errores? ¿Por qué sufro desgracia después de tantos años de culto sincero? Por qué no soy rico después de donar tanto tiempo, esfuerzo y dinero? ¿Por qué no sé el futuro?
La práctica espiritual es un maravilloso, íntimo, de gran alcance, y tranquilizador acto. Ya es bastante variado y bastante gratificante mantenerlo no sólo cada día, sino, de hecho, cada momento. Y, sin embargo, todavía tenemos que luchar. Es que nuestra lucha es más consciente, más significativa, y puede hacer que nos sintamos más unificados en lugar de confundidos y dispersos. Podemos salir de cada encuentro problemático con el ánimo intacto, pero no podemos evitar las duras pruebas a nosotros mismos.
Tenemos que tener claro por qué estamos practicando. No estamos practicando para tener alguna ventaja mágica sobre otras personas, ni estamos tratando de conseguir un acceso directo a la riqueza, la fama y el poder. Estamos practicando lo sagrado a ser más sagrados.
No hay nada malo con un Buda porque no se puede utilizar para clavar clavos, construir una casa o arreglar las tuberías. Tampoco debemos ser tan tontos como para venerar un martillo como a un Buda. Seguramente somos lo suficientemente inteligentes como para hacer tales distinciones, y no esperar que nuestro Buda tenga el mismo uso práctico que una herramienta.
Desafortunadamente, las personas que promueven la espiritualidad como un medio para hacerse ricos, encantadores, exitosos, inteligentes y bellos únicamente oscurecen el punto. Además, ¿quién querría un sistema espiritual donde se pueda cortar en línea delante de todos los demás y conseguir un dios para hacer tu voluntad? No sólo es una fantasía absurda, sino que es ser peligrosamente egoísta.
No se puede utilizar un Buda como un martillo.
Pero puedes usar un martillo para hacer un Buda.

deng ming-dao