La concepción de un niño necesita un contexto moral y una actitud mental muy particulares.
Según la opinión de los científicos, cuando el niño está todavía en el útero de su madre, la tranquilidad de espíritu de esta última tiene un efecto muy positivo sobre el futuro bebé.
Por el contrario, si el estado mental de la madre es negativo (si está frustrada, por ejemplo, o molesta) las repercusiones serán perjudiciales para el desarrollo sano del niño.
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