Reverencia a todos los gurús
Habiendo llegado al Coto Vajra de la Roca Gris, el Jetsun Milarepa entró en estado de inspiración en la Cueva de la Silla de Montar. Había un yogui tántrico en Gu Tang que al escuchar las prédicas del Jetsun se había sentido imbuido de profunda fe hacia él. Fue, por tanto, a Milarepa y le dijo: "Reverendo señor, a pesar de que he practicado meditación por algún tiempo, aún no he obtenido experiencias o alcanzado méritos. Probablemente ello se deba a mi ignorancia sobre el modo propio de practicarla. Te ruego seas suficientemente bondadoso como para otorgarme las enseñanzas apropiadas". Milarepa replicó: "En ese caso, es necesario que conozcas todos los puntos esenciales".
Entonces entonó para él el canto de Las Seis Esencias:
Las manifestaciones de la mente
exceden las miríadas de partículas de polvo
en los infinitos rayos solares;
el yogui apto conoce
la propia naturaleza de estas manifestaciones.
La realidad de la verdadera naturaleza de los seres no es producida
por causa alguna ni por alguna condición;
el yogui apto conoce
precisa y positivamente la verdad absoluta.
Aun cuando se encuentre amenazado
por un centenar de lanzas,
su visión todo conocedora no se estremecerá;
así el yogui apto domina naturalmente toda tendencia al apego.
La mente, siempre activa, es difícil de domar
aun si se la encierra en una caja de hierro;
el yogui apto sabe
que todas estas emanaciones son ilusorias.
A continuación el discípulo indagó: "Experiencias tales como las que mencionas, ¿se logran gradual o instantáneamente?" Milarepa contestó: "La gente bien dotada alcanzará instantáneamente la iluminación; el común de la gente y la de tipo inferior, en cambio, alcanzará la realización sólo gradualmente. Describiré para ti los signos de la iluminación real y también los de las experiencias que parecen iluminación, pero que son meras equivocaciones consideradas como reales por algunas personas".
En seguida entonó el siguiente canto para explicar las diferentes experiencias, reales y falsas, de las cuatro etapas del Mahamudra. [1]
Me inclino a los pies del supremo gurú.
La causa del samsara es el adherirse a la realidad de la mente;
la señal consumatoria de la etapa de fijeza en un solo punto
es comprender que el desapego y la iluminante autoconciencia
son innatas e inmanentes.
En realidad se está meditando con ceguera y pasión
si uno habla del Dos en Uno
y todavía medita en la forma;
si uno admite la verdad del karma,
pero aún comete actos erróneos.
Cosas como éstas nunca se encuentran
en la etapa de fijeza en un solo punto.
Al comprender que el desapego y la mente iluminativa
están incorporadas al gozo y que
están más allá de todo juego de palabras,[2]
uno ve la naturaleza de su mente
tan clara como el gran espacio.
Ésta es la señal de la consumación
de la etapa del alejamiento del juego de palabras.
Aunque hable de la etapa del alejamiento del juego de palabras,
uno todavía enuncia esto o aquello;
en lugar de ilustrar lo que está más allá de las palabras,
uno sólo está amontonando palabras sobre palabras.
Entonces, quien medita con apego a lo propio, aún es un ignorante.
En la etapa del alejamiento del juego de palabras
no hay nada como esto.
La indiferenciació n entre manifestación y Vacío
es el Dharmakaya,
en el cual se siente que samsara y nirvana son lo mismo.
Esto es la fusión total del Buda y las criaturas sensibles.
Éstas son las señales de la etapa de percepción única
tal como muchos lo han declarado.
Quien dice que "Todo es Uno"
aún discrimina;
en la etapa de percepción única
no hay tal ceguera.
Un pensamiento vagabundo es en sí mismo esencia de sabiduría
inmanente e intrínseca.
Causa y efecto son lo mismo,
Esto es la realización del Buda de los Tres Cuerpos [3]
que existe dentro de uno mismo.
Estas son las señales de que se ha consumado
la etapa de quietud.
Cuando se habla de quietud,
aún está activa la mente;
se habla de iluminación,
pero de hecho se está ciego.
En la etapa de quietud
no hay tal cosa.
El discípulo exclamó: "¡En verdad que estas enseñanzas son extraordinarias! Para ayudar a hombres tan ignorantes como nosotros, te rogamos nos instruyas en la práctica de los Seis Paramitas". Milarepa, por respuesta, cantó:
Me inclino a los pies de los gurús perfectos.
Propiedades y riquezas son como rocío en la hierba;
si uno sabe esto, las apartará lejos de sí con mucha alegría.
Lo más precioso es nacer como un ser humano [4] digno y sereno;
si uno sabe esto, observará esmeradamente los preceptos,
tal como si se tratara de proteger los propios ojos.
La causa que precipita hacia los reinos bajos es la ira;
si uno sabe esto, la refrenará
aun a riesgo de perder la propia vida.
Con pereza nunca se obtendrá
beneficio alguno ni para sí ni para otros;
esfuérzate, pues, en hacer buenas obras.
La verdad del Mahayana
nunca puede ser vista por una mente perturbada y vaga.
Por lo tanto, practica la concentración.
No es buscando como se encuentra al Buda.
Por lo tanto, contempla tu propia mente.[5]
Esfuérzate con determinación y fe
hasta que las brumas otoñales se hayan disipado en el cielo.
Al oír este canto, surgió en el discípulo mucha fe y admiración hacia el Jetsun, y regresó a su hogar. Algunos días después volvió hasta Milarepa acompañado de otros benefactores y de copiosas ofrendas. Todos sabían ya la historia de la vida del Jetsun e iban para aprender el dharma. Preguntaron a Milarepa cómo se las arregló para soportar las pruebas del noviciado [6] y cómo se ejercitó en las prácticas ascéticas, pidiéndole, además, que les relatara detalladamente el modo como finalmente obtuvo su iluminación. Milarepa respondió con Las Seis Resoluciones.
Se confirma la fe y el anhelo por el dharma
cuando uno pierde interés en el mundo.
Es muy difícil desprenderse de los lazos del hogar;
sólo dejando la tierra nativa puede uno ser inmune a la ira.
Es difícil domeñar las ardientes pasiones hacia parientes y amigos íntimos;
el mejor modo de sofocarlas es rompiendo toda asociación.
Nunca se cree que ya se es bastante rico;
con alegría debe uno llevar su traje de algodón;
así vencerá deseo y codicia.
Es difícil evitar la atracción mundana;
adhiriéndose a la humildad
se domina el anhelo de vanagloria.
Es difícil vencer orgullo y egoísmo;
así pues, ¡vive en las montañas como los animales!
¿Queridos benefactores fervientes!
Éste es el verdadero entendimiento
que emana de la perseverancia.
Deseo que todos ustedes practiquen actos con sentido [7]
¡y acumulen méritos! [8]
El Dharmakaya, como el espacio,
penetra todas las criaturas sensibles,
aunque la ceguera kármica los arroje al samsara.
Es fácil vislumbrar el Dharmakaya,
pero difícil estabilizarse en su realización.
En consecuencia, uno está todavía lleno de los cinco venenos.[9]
Si se hace estable la realización de Sunyata,
órganos y sentidos [10] se moverán libremente, ya no atados;
entonces uno se fusiona por siempre en el Trikaya.
Ésta es la convicción que da la iluminación.
Sólo para los principiantes,
el samadhi principal y el consecuente [11] son dos estados.
Cuando la mente se estabiliza son uno solo.
En la yoga de la detención [12]
nunca surgen los seis sentidos de desapego;
he ahí por qué permanezco firme en el inseparable Trikaya.
Desapegado, camino con poder;
libre de atracción,
gano méritos que satisfacen todo deseo. [13]
Un hombre sabio conoce cómo practicar
la meditación que se asemeja al espacio;
no se apega a nada de lo que hace durante el día;
con espíritu libre, no ambiciona
ni riqueza ni belleza.
Debemos ver que toda apariencia
es como bruma o niebla;
aunque se hagan votos por liberar
a toda criatura sensible,
debe saberse que cualquier manifestación
es como el reflejo de la Luna en el agua.
Sin apego, el sabio comprende que
el cuerpo humano no es sino una fórmula mágica.
Así obtiene la liberación de toda atadura.
Como el inmaculado loto que crece en él cieno,
el sabio alcanza la convicción por la práctica.
La mente es omnipresente como el espacio,
ilumina todas las manifestaciones como el Dharmakaya;
todo conoce y todo alumbra.
La veo tan clara como un cristal
en la palma de mi mano.
Al principio nada llega;
en medio nada perdura;
al final nada se va.
¡Para la mente no hay comienzo ni extinción!
Así, permanecemos en la igualdad de pasado, presente y futuro.
La mente, inmanente, es pura como el cielo;
las nubes rojas y blancas [14] se desvanecen por sí mismas;
no pueden hallarse ni trazas de los cuatro elementos.[15]
La mente omnipresente se asemeja al espacio: nunca se separa del reino de lo innato. Corta el sendero de los tres mundos del samsara. Ésta es la convicción de la iluminación.
Si un yogui realiza esto,
al momento de dejar su cuerpo mortal
para entrar al Bardo, [16]
perfeccionará todos sus méritos.
Con entendimiento de la instrucción profunda
uno logra el encuentro de las Mentes Madre e Hijo; [17]
si se fallara en lograr la unión de ellos,
aún se podrá transformar el fantasmal Bardo
en el Cuerpo Puro del Gozo,
mediante las enseñanzas de Aquel que Simultáneamente Nace.
Si se sabe que aun el Sambhogakaya
es tan irreal como una sombra,
¿cómo podrá alguien perderse?
Ésta es mi propia, infalible convicción
¡y también la convicción del yogui sobre el Bardo!
Las personas de Gu Tang quedaron firmemente convencidas de su fe y de ahí en adelante siempre llevaron ofrendas a Milarepa.
Un día muy temprano por la mañana, Milarepa, en estado de iluminación, vio a la Vajra Dakini frente a él, quien le profetizó: "¡Milarepa!, tendrás un hijo como el Sol y otro como la Luna; tendrás veintitrés hijos similares a estrellas y veinticinco discípulos realizados; un centenar de seres iluminados que nunca más se atrasarán; ciento ocho grandes hombres que alcanzarán la realización inicial en el sendero, [18] y un millar de yoguis, hombres y mujeres, que entrarán al sendero. Quienes como tú tienen afinidad con el dharma y, por lo tanto, ya han escapado para siempre de los bajos senderos del samsara, están más allá de toda clasificación. En la región alta de Gung Tang hay un hombre predestinado que será tu discípulo lunar. Ve hasta allá para propiciar su salvación". Entonces Milarepa resolvió irse al Alto Gung Tang.
Ésta es la primera de las historias del Coto Vajra de la Roca Gris. [19]
[1] Las cuatro etapas del Mahamudra son:
a) Etapa de fijeza en un solo punto.
b) Etapa del alejamiento del juego de palabras.
c) Etapa de percepción única.
d) Etapa de la quietud.
En el primer estado, el que medita experimenta la tranquilidad de la esencia de la mente. Sin embargo, aún no ha erradicado del todo la dualidad ni ha realizado verdaderamente en pleno el vacío increado de la mente. En la segunda etapa el meditabundo experimenta "el estado original de la mente". En virtud de esta experiencia la esencia de la mente se separa de una vez y para siempre de visiones samsáricas que son las visiones de los juegos de palabras tales como: "uno y muchos", "bueno y malo", "sí y no", "finito e infinito". Esta etapa es considerada por los tibetanos como el inicio de la iluminación. En la tercera, el practicante queda completamente libre de obstáculos e impedimentos. Por eso se llama la etapa de percepción única (reino de la totalidad universal o reino de la identidad de samsara y nirvana). Sin embargo, de ningún modo ha de creerse que esto tiene que ver con alguna forma de monismo, lo cual es una de las mayores "visiones falsas" según muchos budistas eruditos, en especial los de la Escuela Madhyamika. En la cuarta etapa dicho sujeto ya ha alcanzado el reino último. Ya no tiene nada más que ver o aprender. Ha llegado al estado búdico. Estas cuatro etapas representan el proceso completo mediante el cual un yogui budista llega hasta la última iluminación.
[2] Juego de palabras. Desde el punto de vista de un ser iluminado, todos los conceptos samsáricos, todas las ideas que deben ser expresadas mediante palabras y símbolos, son sofismas sin sentido. El término juego de palabras también implica la idea de que los conceptos y verbalizaciones samsáricos, son como parloteos infantiles, algo más que tonterías. Se considera que comprender esto es ya un inicio de iluminación.
[3] Tres Cuerpos. El Trikaya o Tres Cuerpos del Buda: Dharmakaya, Sam-bhogakaya, Nirmanakaya.
[4] Se considera que el cuerpo humano es una posesión preciosa sin la cual no es posible ningún desarrollo espiritual.
[5] Esta frase es muy importante, pues representa la esencia del Mahamudra. El budismo en general enseña que uno ha de buscar la iluminación para obtener el estado búdico, pero en el Mahamudra, el gurú hace notar al discípulo que nuestra propia mente es el mismo Buda y por lo tanto, buscar algo, aunque sea el estado búdico, es pérdida de tiempo.
[6] Se refiere a las pruebas impuestas a Milarepa por su gurú, Marpa, antes de aceptarlo para la iniciación.
[7] Actos con sentido. Son los actos virtuosos que conducen a la iluminación.
[8] Acumular méritos. Es frase muy usada en el budismo para expresar la acumulación de actos virtuosos. (Vea historia 4, nota 22 e historia 7, nota 11.)
[9] Cinco venenos. Cinco klesas, causas básicas de todas las desdichas del samsara, y son: lujuria, odio, ceguera, orgullo y envidia.
[10] Literalmente, seis grupos. Término que denota los seis objetos externos, los seis órganos y los seis sentidos.
[11] Samadhi principal y samadhi consecuente puede también traducirse como "estado real de meditación" y "estado subsiguiente a la meditación".
[12] Yoga de la detención. Estado de concentración en el cual la mente está fija y por tanto, no vaga.
[13] Si el yogui puede liberarse de todo apego, obtendrá todos los poderes milagrosos que al cabo lo capacitarán para satisfacer los deseos de las criaturas sensibles.
[14] Rojo y blanco denotan los elementos positivo y negativo del cuerpo.
[15] El texto aquí es oscuro y el sentido es incierto.
[16] Etapa del Bardo o estado intermedio es el periodo entre morir y renacer. Es una etapa crítica en la cual puede obtenerse la liberación o recaer en la existencia samsárica. (Ver historia 3, nota 4.)
[17] Madre e hijo mentales. La mente madre o, más correctamente, la luz madre existe todo el tiempo, pero no está desarrollada. La mente hijo o hijo de la luz es la mente iluminada o sendero de la iluminación. (Ver nota 1.)
[18] Realización inicial del sendero. Es la primera etapa de iluminación.
[19] Es una traducción literal del texto original. La parte final de la serie parece haberse perdido.
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