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"Las mudas rocas nos vigilan, como madres preocupadas. Son las vigías de nuestra conciencia. Nos mandan besos desde atrás, nos bendicen, nos desean suerte." |
escuchando silencios ... pretendidos haikus ... nacen desde la floresta ...
Los peces nacen en el agua, el hombre nace en el Tao.Si los peces, nacidos en el agua, buscan la sombra profunda del estanque o la alberca, todas sus necesidades son satisfechas.Si el hombre, nacido en el Tao, se hunde en la profunda sombra de la no-acción, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta nada, su vida es segura.
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
Moraleja: "Todo lo que necesita el pez es perderse en el agua.Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao".
24 abr 2011
Un monje Zen había sido sentenciado a muerte.
El rey lo llamó y le dijo:
Sólo tienes veinticuatro horas. ¿Cómo vas a vivirlas ?
El monje Zen se rió y contestó:
-Momento a momento, tal como siempre he vivido.
Para mi nunca ha habido más que este momento, así qué, que más da si me quedan veinticuatro horas o veinticuatro años.
Eso es irrelevante. Yo siempre he vivido momento a momento así que un momento es más que suficiente para mi.
El rey no podía comprenderlo.
El monje le dijo:
-Señor, déjeme preguntarle algo, ¿ puede usted vivir dos momentos simultaneamente ?
Vivimos realmente cuando vivimos en el Ahora, sólo que habitualmente no vivimos, pensamos.
El monje al vivir momento a momento había alcanzado a liberarse de la esclavitud de la mente, y la compulsión de vivir exclusivamente a través de la memoria y la anticipación.
fuente: http://roswpa.blu.livefilestore.com/y1mt1semxLMWjHgb4VswVT9Tp82cv8RQeHSU2OYD-ci15HxSMmWwNFyivs8gf5ydHBy8ln4Y09UxfhNqIBI_OGWFKfHCHXnQWD7hB4zbprAg6pKwDvOhqRCR6dRjLFbQWWUK0uJxOK1yx0VbHQEYyAIPw/sawakigogo.jpg?psid=1&type=1&Bpub=SDX.Photos&Bsrc=Photomail&parid=9AC8E8E881D7DD2F!528
El rey lo llamó y le dijo:
Sólo tienes veinticuatro horas. ¿Cómo vas a vivirlas ?
El monje Zen se rió y contestó:
-Momento a momento, tal como siempre he vivido.
Para mi nunca ha habido más que este momento, así qué, que más da si me quedan veinticuatro horas o veinticuatro años.
Eso es irrelevante. Yo siempre he vivido momento a momento así que un momento es más que suficiente para mi.
El rey no podía comprenderlo.
El monje le dijo:
-Señor, déjeme preguntarle algo, ¿ puede usted vivir dos momentos simultaneamente ?
Vivimos realmente cuando vivimos en el Ahora, sólo que habitualmente no vivimos, pensamos.
El monje al vivir momento a momento había alcanzado a liberarse de la esclavitud de la mente, y la compulsión de vivir exclusivamente a través de la memoria y la anticipación.
fuente: http://roswpa.blu.livefilestore.com/y1mt1semxLMWjHgb4VswVT9Tp82cv8RQeHSU2OYD-ci15HxSMmWwNFyivs8gf5ydHBy8ln4Y09UxfhNqIBI_OGWFKfHCHXnQWD7hB4zbprAg6pKwDvOhqRCR6dRjLFbQWWUK0uJxOK1yx0VbHQEYyAIPw/sawakigogo.jpg?psid=1&type=1&Bpub=SDX.Photos&Bsrc=Photomail&parid=9AC8E8E881D7DD2F!528
Había una vez un mago que construyó una casa cerca de un pueblo grande y próspero. Un día invitó a toda la gente del pueblo a cenar en su casa.
-Antes de cenar –dijo-, tenemos algunos entretenimientos.
La idea agradó a todos y el mago hizo un show de primera clase, donde sacaba conejos de chisteras, banderas que aparecían en el aire y cosas que se convertían unas en otras. La gente estaba fascinada. El mago preguntó:
-¿Quieren cenar ahora, o quieren más entretenimiento?.
Todos pidieron más trucos, pues nunca habían visto algo así. Así el mago se convirtió en una paloma, después en un halcón y después en un dragón. La gente enloquecía de excitación. Les preguntó nuevamente y pidieron más, y más recibieron. Entonces les preguntó si querían comer, y dijeron que sí. El mago entonces les hizo sentir que estaban comiendo distrayéndoles con cantidad de trucos a través de sus poderes. La cena imaginaria y los trucos continuaron toda la noche. Cuando estaba amaneciendo, algunos dijeron:
-Debemos ir a trabajar.
Entonces, hizo que imaginaran que iban a sus casa y se preparaban para ir a trabajar y realmente hacían sus actividades habituales. Y de este modo, siempre que alguien decía que tenía que hacer algo, el mago le hacía pensar que lo hacía y después regresaba a la cena del mago.
Con el tiempo, el mago había tejido tal encantamiento sobre la gente del pueblo que todos trabajaban para él mientras creían que continuaban con sus vidas de siempre. Cuando se sentían inquietos, él les hacía pensar que estaban nuevamente cenando en su casa; y esto les daba placer y les hacía olvidar.
¿Y qué sucedió con el mago y la gente del pueblo? Esto no se puede decir; es algo de lo que no se puede hablar, porque él sigue ocupado en lo mismo, y casi toda la gente está aún bajo su hechizo.
-Antes de cenar –dijo-, tenemos algunos entretenimientos.
La idea agradó a todos y el mago hizo un show de primera clase, donde sacaba conejos de chisteras, banderas que aparecían en el aire y cosas que se convertían unas en otras. La gente estaba fascinada. El mago preguntó:
-¿Quieren cenar ahora, o quieren más entretenimiento?.
Todos pidieron más trucos, pues nunca habían visto algo así. Así el mago se convirtió en una paloma, después en un halcón y después en un dragón. La gente enloquecía de excitación. Les preguntó nuevamente y pidieron más, y más recibieron. Entonces les preguntó si querían comer, y dijeron que sí. El mago entonces les hizo sentir que estaban comiendo distrayéndoles con cantidad de trucos a través de sus poderes. La cena imaginaria y los trucos continuaron toda la noche. Cuando estaba amaneciendo, algunos dijeron:
-Debemos ir a trabajar.
Entonces, hizo que imaginaran que iban a sus casa y se preparaban para ir a trabajar y realmente hacían sus actividades habituales. Y de este modo, siempre que alguien decía que tenía que hacer algo, el mago le hacía pensar que lo hacía y después regresaba a la cena del mago.
Con el tiempo, el mago había tejido tal encantamiento sobre la gente del pueblo que todos trabajaban para él mientras creían que continuaban con sus vidas de siempre. Cuando se sentían inquietos, él les hacía pensar que estaban nuevamente cenando en su casa; y esto les daba placer y les hacía olvidar.
¿Y qué sucedió con el mago y la gente del pueblo? Esto no se puede decir; es algo de lo que no se puede hablar, porque él sigue ocupado en lo mismo, y casi toda la gente está aún bajo su hechizo.
Un rey pasó por una pequeña ciudad, vio que por todas partes había señales de la presencia de alguien dotado de una asombrosa puntería; en árboles, vallas y paredes había infinidad de dianas con un agujero de bala en el mismísimo centro. Cuando quiso que le presentaran a tan extraordinario tirador, este resultó ser un muchacho de diez años.
«¡Es increíble!», dijo el rey asombrado. «¿Cómo demonios lo haces?»
«Es muy fácil, Majestad», le respondió. «Primero disparo, y luego dibujo la diana».
«¡Es increíble!», dijo el rey asombrado. «¿Cómo demonios lo haces?»
«Es muy fácil, Majestad», le respondió. «Primero disparo, y luego dibujo la diana».
permanecer en calma ...
el camino de la práctica ...
Es una necedad que un hombre entre en un bosque en busca de la pulpa de un árbol y regrese con hojas y ramas pensando que trae la pulpa. En muchos casos el hombre coge la corteza y el corcho de los árboles y piensa que ha cogido la pulpa que era su objetivo.
El hombre busca el camino para librarse del nacimiento, la vejez, la enfermedad, la muerte, la tristeza, el sufrimiento y la pena. Esto es la pulpa. Sin embargo, después de haber avanzado un poco se enorgullece y se siente satisfecho. El hombre que se alaba a sí mismo y critica a los demás, es como aquel que cogiendo las hojas y las ramas piensa que consiguió la pulpa.
Los que buscan el Camino deben saber que su tarea no es fácil, ni deben esperar honor, fama, ni agradecimientos. Ellos no podrán seguir si actúan con un esfuerzo limitado, poca clarividencia y poca tranquilidad del alma.
El hombre que se satisface con poco esfuerzo y se enorgullece pensando que ha logrado lo que desea, es como aquel que coge la corteza externa del árbol y piensa que consiguió la pulpa.
El hombre que alcanza un poco la paz del alma y se enorgullece creyendo que logro la tranquilidad total es como aquel que coge la corteza interior del árbol y piensa que consiguió la pulpa.
El hombre que logra ver con un poco de claridad las cosas y se enorgullece o se alaba a sí mismo criticando a los demás, es como aquel que coge el corcho del árbol y piensa que ha conseguido la pulpa. Todos ellos que se satisfacen con un esfuerzo insuficiente, se descuidan y vuelven a sentir los sufrimientos.
Para el que busca el Camino, el respeto, la fama o la devoción no pueden ser los fines. Tampoco son objetivos, un poco de esfuerzo, un poco de tranquilidad de alma o un poco de clarividencia.
Ante todo, el hombre debe tener, con claridad en mente, la naturaleza esencial y básica de este mundo de vida y muerte.
Las enseñanzas de Buda
Libro publicado por Bukkyo Dendo Kyokai de Japón
la cigarra en el peral ...
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